20 de diciembre de 2020

"Ortografía y Redes Sociales"

Por José D. Sánchez

Cuando se habla de ortografía y el arte de escribir, soy exigente hasta lo último, nunca estoy conforme, pero cometo muchos errores.

SOY FASTIDIOSO.

Muchas veces descuidado y por eso dando lectura a un escrito de Gracianni Pichardo sobre el uso del más y mas, me pareció que se estaba refiriendo a mí, desde entonces soy muy cauteloso cuando escribo esas palabras, antes no lo hacía.

Una de mis tesis la revisé y mortifiqué a los impresores hasta la saciedad para, al final, con el tiempo en contra, tener que entregarla, con dolor de mi alma, con una falta ortográfica. Según yo.

No puedo leer o escribir sin un diccionario cerca, la tecnología me ha simplificado la carga y los llevo conmigo siempre, en el celular, aunque aún no sé como colocar el acento cuando el corrector falla y tengo que publicar sabiendo que existe ese error y que hay muchos otros que saben sobre buena escritura y se percatarán de una vez del yerro.

Esos, después de este artículo, estarán revisando minuciosamente lo que publique para demostrarme las muchas faltas ortográficas que cometo, algo que sé, aunque presumo lo contrario.

Sigo diciendo: “Las redes sociales serían el mejor vehículo para alfabetizarnos”.

Me deleitaba buscando en las redes sociales, fue mi pasatiempo por un tiempo, valga la redundancia, pasaje con pésima ortografía y muchos los compartía de forma burlesca.

Me ensañaba con aquellos que consiguieron o compraron otro nombre para agregarlo al que aparece en su acta de nacimiento y hoy se hacen llamar: doctor mengano, licenciado sutano, ingeniero fulano y hasta magister pelafustano, por su horrorosa forma de escribir. El nombre agregado le negó el conocimiento del idioma para expresar sus ideas por escrito correctamente.

Esos no tienen perdón.

Escribí un pensamiento que reza así: “Las redes sociales no solo han permitido que los burros hablen sino que también crean tener inteligencias y conocimientos anormales y se atrevan, además, a opinar como intelectuales".

Hoy me atrevo a confesar que estaba equivocado, erróneo, inexacto, fallido, desorientado, descaminado y todos los sinónimos que puedan aparecer o existan con este significado.

PORQUÉ?

Hoy existen en el mundo millones y millones de personas que han perdido el miedo a expresarse sin importarle el lenguaje, les importa un carajo la forma en que escriben, no tienen conocimientos de los signos ortográficos, o los obvian, sin apenas saber que hay mayúsculas y minúsculas, desconocen hasta el alfabeto, las vocales.

“PERO SE ATREVEN A COMUNICARSE”.

Personas que tenían pánico a la simpleza de escribir su nombre en un papel.

Personas que se eximían de muchas cosas porque veían con horror el llenar un formulario, aunque solo tuvieran que escribir “si” o “no”, su dirección y su número telefónico.

Personas que jamás osaron emborronar un papel, escribir una carta o una sencilla frase u oración de solo pensar que sus letras eran ininteligibles, horriblemente feas y que serían recibidas con sornas y carcajadas.

Personas que no se atrevían a hojear un libro porque creían que iban a poner al descubierto su escasa formación académica, hoy las vemos en todos lados con sus ojos fijos en sus aparatos electrónicos “LEYENDO”.

Llegaron las redes sociales y todos ejercen su derecho a la libre expresión del pensamiento, todos dan su opinión, errada, tonta o con razón, sin darle mente y sin importarle un bledo la forma como escriben.

Hoy no hay mudos, todos tienen voz.

Por eso, de golpe y porrazo, de sopetón, nos encontramos en las redes con joyas de la escritura y la literatura que no tienen ni una sola palabra bien escrita, para vergüenza de algunos cervantinos, que poseen el arte del buen escribir pero carecen de las musas.

En las letras, hemos perdido mucho, pero hemos ganado más.!

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