Por José D. Sánchez
Cuando se habla de ortografía y el arte de escribir, soy exigente hasta lo último, nunca estoy conforme, pero cometo muchos errores.
SOY FASTIDIOSO.
Muchas veces
descuidado y por eso dando lectura a un escrito de Gracianni Pichardo sobre el
uso del más y mas, me pareció que se estaba refiriendo a mí, desde entonces soy
muy cauteloso cuando escribo esas palabras, antes no lo hacía.
Una de mis tesis la
revisé y mortifiqué a los impresores hasta la saciedad para, al final, con el
tiempo en contra, tener que entregarla, con dolor de mi alma, con una falta
ortográfica. Según yo.
No puedo leer o escribir sin un diccionario cerca, la tecnología me ha simplificado la carga y los llevo conmigo siempre, en el celular, aunque aún no sé como colocar el acento cuando el corrector falla y tengo que publicar sabiendo que existe ese error y que hay muchos otros que saben sobre buena escritura y se percatarán de una vez del yerro.
Esos, después de
este artículo, estarán revisando minuciosamente lo que publique para demostrarme
las muchas faltas ortográficas que cometo, algo que sé, aunque presumo lo
contrario.
Sigo diciendo: “Las
redes sociales serían el mejor vehículo para alfabetizarnos”.
Me deleitaba
buscando en las redes sociales, fue mi pasatiempo por un tiempo, valga la
redundancia, pasaje con pésima ortografía y muchos los compartía de forma
burlesca.
Me ensañaba con
aquellos que consiguieron o compraron otro nombre para agregarlo al que aparece
en su acta de nacimiento y hoy se hacen llamar: doctor mengano, licenciado
sutano, ingeniero fulano y hasta magister pelafustano, por su horrorosa forma
de escribir. El nombre agregado le negó el conocimiento del idioma para
expresar sus ideas por escrito correctamente.
Esos no tienen
perdón.
Escribí un
pensamiento que reza así: “Las redes sociales no solo han permitido que los
burros hablen sino que también crean tener inteligencias y conocimientos
anormales y se atrevan, además, a opinar como intelectuales".
Hoy me atrevo a
confesar que estaba equivocado, erróneo, inexacto, fallido, desorientado,
descaminado y todos los sinónimos que puedan aparecer o existan con este
significado.
PORQUÉ?
Hoy existen en el
mundo millones y millones de personas que han perdido el miedo a expresarse sin
importarle el lenguaje, les importa un carajo la forma en que escriben, no
tienen conocimientos de los signos ortográficos, o los obvian, sin apenas saber
que hay mayúsculas y minúsculas, desconocen hasta el alfabeto, las vocales.
“PERO SE ATREVEN A
COMUNICARSE”.
Personas que tenían
pánico a la simpleza de escribir su nombre en un papel.
Personas que se
eximían de muchas cosas porque veían con horror el llenar un formulario, aunque
solo tuvieran que escribir “si” o “no”, su dirección y su número telefónico.
Personas que jamás
osaron emborronar un papel, escribir una carta o una sencilla frase u oración
de solo pensar que sus letras eran ininteligibles, horriblemente feas y que
serían recibidas con sornas y carcajadas.
Personas que no se
atrevían a hojear un libro porque creían que iban a poner al descubierto su
escasa formación académica, hoy las vemos en todos lados con sus ojos fijos en
sus aparatos electrónicos “LEYENDO”.
Llegaron las redes
sociales y todos ejercen su derecho a la libre expresión del pensamiento, todos
dan su opinión, errada, tonta o con razón, sin darle mente y sin importarle un
bledo la forma como escriben.
Hoy no hay mudos,
todos tienen voz.
Por eso, de golpe y
porrazo, de sopetón, nos encontramos en las redes con joyas de la escritura y la
literatura que no tienen ni una sola palabra bien escrita, para vergüenza de
algunos cervantinos, que poseen el arte del buen escribir pero carecen de las
musas.
En las letras,
hemos perdido mucho, pero hemos ganado más.!
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