1 de diciembre de 2024

Gremialismo Político Partidista

Clemente Terrero* 

Los partidos políticos son organizaciones que tienen el objetivo de conquistar el poder, para esto necesitan acumular fuerzas y una forma de lograrlo es trabajando en los frentes de masas. La política es la ciencia del poder. 

Cada gremio es un frente de masas, que son territorios naturales para el trabajo político, tienen una dinámica que favorece la actividad de los partidos, porque  estas organizaciones tienen muchos miembros que pueden ser reclutados para el partido. 

Otra razón es que su dirigencia es muy activa, con mucha capacidad y experiencia en las luchas reivindicativas y además está siempre dispuesta a echar la batalla cuando se requiera. Esa situación dificulta evitar que los partidos políticos lleguen a los gremios. De hecho, todos los frentes de masas sin excepción, reúnen las condiciones básicas para el trabajo político.                                                        

Por eso los partidos se esfuerzan para tener una representación en cada gremio y luchan por tener su control para poder usarlos como punta de lanza en las confrontaciones con sus adversarios. El partido político que domina los gremios, tiene mucho poder para lograr sus propósitos. 

Los partidos tienen como estrategia contar con dirigentes dentro de los gremios para promover sus ideas, sus propuestas y una forma de acumular fuerzas para la lucha. Por eso entendemos que los gremios son y seguirán siendo centros de operación de los partidos políticos. 

El gremialismo político es el que realizan los dirigentes de un partido dentro de los gremios para poder promover su organización y aumentar su militancia.

El gran problema del gremialismo político es que sus miembros tienen mayor compromiso con el partido que con el gremio, esto muchas veces limita su participación en la lucha reivindicativa, sobre todo en momentos trascendentales, cuando se tienen que tener posiciones fuertes.

Además, los gremialistas partidistas no tienen mucha independencia ni libre albedrio para apoyar ciertas propuestas y tienen que esperar con disciplina que el partido le baje línea. 

Se entiende muy bien el papel de los gremialistas partidistas en el gremio y han sido bien aceptados por todos sus miembros, estando consciente de que su principal función es la política partidista, no la gremial, pero en el fondo, los gremialistas partidistas no le hacen daño a los gremios. 

Se debe destacar que los gremialistas políticos han jugado un papel estelar en las luchas reivindicativas y han hecho aportes teóricos, tácticos y estratégicos, fortaleciendo los métodos de lucha. El gremialismo político partidista no atenta contra la ética y la moral en el gremio. 

Aunque debemos saber que algunas propuestas podrían depender de una decisión política que pudieran limitar el alcance de los objetivos, por eso, desde que aparecieron los partidos políticos en la escena social, se ha tratado de que los gremios mantengan cierta independencia de los mismos.

Hay que estar claro, el gremialismo y la política no se van a divorciar nunca, caminarán juntos por diferentes senderos, agarrados de las manos por mucho tiempo, lo que sí tenemos que garantizar es que haya una relación armoniosa y sincera en ambos, que se respeten los principios, las normas ética y moral de las organizaciones gremiales.

La complejidad de la lucha social exige que trabajemos juntos, pero no reburujados, que cada quien siga haciendo lo que tiene que hacer en el espacio que le corresponde.

*El autor es gremialista militante del Colegio Médico Dominicano.-

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