6 de octubre de 2024

Una Posición Gremial Ante Traslados Irregulares de Médicos

Clemente Terrero*   

Los traslados son procesos normales que se han hecho siempre en el sistema de salud de la República Dominicana, los mismos se producen por diferentes razones.  

Un traslado es un derecho laboral de los médicos dominicanos que les permiten hacer ajustes en su vida social; últimamente algunas disposiciones del ministerio de administración pública han estado torpedeando esa importante conquista.  

Los traslados son movimientos normales dentro de las empresas, tanto públicas como privadas. Nuestro sistema de salud, que se pretende convertir en integral y universal, tiene empleados en los centros de salud ubicados en todas las regiones del país.   

Pero los traslados se deben producir por conveniencia del empleado y el empleador. La causa de los traslados son diversas, en el caso de los médicos las razones pueden ser por distancia, por mudanza, por razones económicas, por disgustos, por maltrato y muchos otros más.  

De parte de la institución, estos pueden producirse por el exceso de personal, incumplimiento en el trabajo, por cierre de un servicio, o de un centro de salud, por insostenibilidad de un servicio y otros.  

Queremos que se entienda que gestionar un traslado no es una cosa imposible, sólo que deben ser solicitados, y el resultado de un acuerdo entre el médico y el hospital. Los traslados no pueden hacerse de manera unilateral, debe ser el resultado de un convenio. 

Otro tipo de traslado es el ejecutado por diferencias políticas o gremiales para bajar la moral, humillar, arrodillar al contrario, para que tenga que pedir perdón. Esa no debe ser la actitud de un buen dirigente, es propia de gente intolerante. 

Pero una causa nunca vista por nosotros, es el traslado que le han hecho a la doctora Santa Falcar, una destacada gremialista de la Provincia de Samaná, que por años ha sido la cara del gremialismo, luchando en las calles. Lo extraño de todo es que ese traslado fue solicitado por sus propios compañeros, alegando diferencias de criterios en el trabajo.  

Pero en realidad esa no es la verdadera razón del conflicto, el problema que lo ha suscitado es la lucha de poder por la hegemonía del liderazgo político y gremial en esa demarcación. 

El Colegio Médico no debe permitir ese abuso, porque sienta un mal precedente que podría atentar con la estabilidad laboral de todos los médicos, ese mal precedente no le conviene ni a los propios que lo han solicitado, porque eso mismo le puede pasar a cualquiera de ellos. Si se permite ese atropello, todos tenemos que poner la barba en remojo.  

Hay que tener mucho ojo con eso, no se puede jugar con candela, una decisión de esa naturaleza es muy peligrosa, ese conflicto entre compañeros de trabajo ha llegado muy lejos, el gremio no debe mantenerse indiferente frente al mismo. 

El Colegio Médico tiene que actuar, pero tiene que hacerlo con equilibrio, no estar ni a banda ni a bandera, debe hacerlo con justicia y sin pasión.

 

*El autor es militante activo del Colegio Médico Dominicano.-

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