Por Ernesto Heredia
La pregunta del título del presente artículo, nos surge a propósito de que, según un informe presentado este lunes por el presidente Luís Abinader en San Francisco de Macorís, el control de la corrupción mejoró 24% con respecto al año 2019.
Sin embargo, según la definición de diferentes fuentes, hay varias causas de corrupción.
Primero: Causas formales, que son la falta de una clara delimitación entre lo público y lo privado, la existencia de un ordenamiento jurídico inadecuado a la realidad nacional y, la inoperancia práctica de las instituciones públicas.
Segundo: Causas materiales, que se refieren a situaciones concretas que dan lugar a prácticas corruptas.
Tercero: Causas culturales, las cuales se refieren a la existencia
de una amplia tolerancia social hacia el gozo de privilegios privados, permite
que prevalezca una moralidad del lucro privado sobre la moralidad cívica, la
existencia de una cultura de la ilegalidad generalizada o reducida a grupos
sociales que saben que "la ley no cuenta para ellos", fomenta la
corrupción y la tolerancia social hacia ella.
También se define como corrupción, al fenómeno por medio
del cual un funcionario público es impulsado a actuar de modo distinto a los
estándares normativos del sistema, para favorecer intereses particulares a
cambio de una recompensa.
Corrupto es, por lo tanto, el comportamiento desviado de
aquel que ocupa un papel en la estructura estatal. La corrupción es un modo
particular de ejercer influencia: influencia ilícita, ilegal e ilegítima. Esta
se encuadra con referencia al funcionamiento de un sistema y, en particular, a
su modo de tomar decisiones.
Partiendo de estos axiomas, señor presidente, le hacemos
esta pregunta ¿No hay corrupción?
Usar los recursos del Estado para campañas políticas, pago
de bocinas, ¿no es corrupción? Repartir cargos, prebendas y comisiones entre
sus parientes y amigos cercanos (Nepotismo) ¿no es corrupción? ¿Cuáles son los
parámetros que se usan para definir el descrecimiento de una acción que está
latente desde nuestros ancestros, cuando sabemos que estos actos ya mencionados
no han desaparecido de nuestro sistema político, nacional y social, y que a boca llena decían que llegó el cambio?
¿Cuál cambio, si seguimos inmersos en el mismo flagelo que por años hemos tenido, sin que tengamos un chapulín colorado que nos salve y que algún día podamos decir, no hay corrupción, hemos cambiado?
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