Por Tomás Aquino Méndez
El lunes de la semana que termina, en el sector Alma Rosa Segunda, de Santo Domingo Este, fueron asaltados tres comercios. Tres pequeñas empresas de las que viven tres humildes y numerosas familias. Ese mismo día, en Punta de Villa Mella, otro comercio fue robado en horas de la noche. La madrugada del martes fue aprovechada por delincuentes para meterse en una tienda de celulares y equipos electrónicos. Sustrajeron gran parte de la mercancía y destruyeron lo poco que quedó en su interior. Ese mismo día, un negocio de venta de comida, fue víctima de los ladrones en el sector de Herrera. Tengo reportes de acciones similares en La Romana, Moca, Villa Central de Barahona, Villa Consuelo, Villa Juana, Sabana Perdida y…paro de contar. A eso se suma una taxista de UBER asaltada por dos jóvenes. Fue a poner la querella a un cuartel en Villa Consuelo y allí le sugirieron “dejar eso así“. Pero, al parecer, los ladrones son “invisibles” a los ojos de la Policía. Penetran a negocios grandes y pequeños.
En cada uno de ellos se llevan bebidas,
celulares, dinero y todo lo que encuentran disponible. En unos casos golpean a
sus víctimas, gracias a Dios que no los están matando, o no han encontrado
necesidad de hacerlo a alguien. Posiblemente, al ser invisibles, la Policía Nacional no registra ninguno de los hechos que describo.
Todos esos asaltos se produjeron la
recién concluida semana. La misma que registra declaraciones de funcionarios
que dicen que, en el país, los robos y asaltos se han reducido en un 58%. O
estamos soñando o nosotros vivimos pesadillas.
Tal vez se imaginan que estamos viviendo en un país distinto. O alguien nos está mintiendo y desinformando al presidente. La Policía debe revisar sus fuentes informativas o aumentar la vigilancia en las calles de nuestra nación.
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