31 de agosto de 2020

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO- Camila Henríquez Ureña (2 de 2)


Por Carlos Darío Sousa S.*

Los títulos y contenidos fundamentales de los cinco tomos editados es el siguiente. Tomo I: Educación. Tomo II: La Mujer. Tomo III: Testimonios. Tomo IV: Diarios y temas diversos. El Tomo V está dedicado a la literatura hispanoamericana.

Particularmente quiero centrarme en los aspectos que creo más importantes, por su profundidad, investigación, y por tanto, aporte al conocimiento de lo tratado, lo señalado como contenidos fundamentales. Camila y la Educación es un tema fundamental para conocer su dedicación a la docencia. Podemos insistir, y nunca agotar sus concepciones, y es que para ella la educación es eminentemente social, de ahí sus valoraciones
acerca del significado que tiene la sociedad en la formación de los educados, sobre la que reflexiona con las actitudes del educado, pues el proyecto de vida debe de estar integrado en la sociedad, en otras palabras, la “socialización del individuo, pues la vida para los hombres quiere decir la vida social”.

Este Tomo primero contiene “La pedagogía en CHU”, y lo inicia con las ideas pedagógicas de Eugenio María de Hostos, seguido del “Educador”, donde dice “la educación hoy empieza a identificarse con liberación del poder creador, con sentido de vida”. La educación nueva es funcional, basada no sólo en la inteligencia y los sentidos, sino en los impulsos y emociones vitales. El maestro es un guía, y sobre todo un animador.

En una conferencia pronunciada en julio de 1936, titulada “Precursores de la escuela  nueva o progresiva”, nos da las referencias a los que ella considera como más importantes educadores por su aporte a la modernidad de entonces.
La primera gran referencia es sobre León Tolstói del que dice es “profeta de la escuela nueva” por la profunda intención social y por el cambio que debía producirse en la civilización a causa de la transformación  del trabajo.  Tolstói mantuvo durante años su escuela “Yasnaia Poliana”, una escuela popular donde reinaba  la más absoluta libertad.

Su idea, cuyo alcance filosófico-social es vastísimo, pueden resumirse de este modo: libertad, no violencia; orden: moral orgánica, no impuesta; superioridad de la vida sobre la inteligencia pura, necesidad de relaciones humanas y vivas por encima de todas las barreras; superioridad del conocimiento concreto sobre el teórico, y superando todas las leyes la del amor a la humanidad.

John Dewey es llamado “padre de la educación moderna”. La concepción educativa de Dewey, como toda teoría educacional parte de una doctrina filosófica, es decir de una interpretación unificada de los problemas universales. 
Todo sistema de educación es la aplicación de una interpretación filosófica.

Su doctrina pedagógica se deriva de los conceptos de la escuela norteamericana de la filosofía que se denomina Pragmatismo, este es sobre todo un método, un punto de vista desde el cuál apreciar las cosas. Se basa en el modo de pensar, que estima la verdad de todo juicio por sus consecuencias prácticas. El pensamiento se somete al principio de la prueba final.

Su pedagogía se distingue, además, por su empeño socializador. Quiere que en la escuela se aplique el principio que sustenta la vida y las actividades de una democracia: la cooperación.

En 1892, un hombre de noble personalidad, F. W. Sanderson, empezó  a realizar una reforma más profunda en la escuela similar a la establecida por Deway.

Sanderson, al que Camila llama “el poeta de la escuela nueva”, y poeta originalmente significa creador, y poesía, no es otra cosa que creación. De ahí a que a él se le daba que en la nueva educación, la comprensión de la necesidad del poder creador en el maestro, es fundamental a los fines de una sociedad moderna.

En su sistema se suprimen premios y castigos, y el régimen de competencia sustituyó el de cooperación. Reformó el plan de estudios, fundó laboratorios y talleres, introdujo nuevos sistemas y formas, como es el caso de las Conversaciones de ciencias y dramatizaciones en literatura.

De algo podemos decir, dice Camila, definitivamente sobre la nueva educación es que anima un impulso vitalista, de creación y desarrollo orgánico, y que aspira, educando al individuo por y para la comunidad a formar al hombre nuevo, miembro de una sociedad futura unificada. 

Este tomo V se completa con largos e interesantes estudios sobre “La enseñanza del español y la literatura en la primaria, la secundaria básica y el preuniversitario”. “La escuela, el maestro, la guerra y la paz”, finalmente, “Apuntes para la historia de La educación”.

En los Apuntes, tenemos “Historia de la Enseñanza Universitaria en la América Española”, que es un recorrido sobre la fundación de los Colegios por las órdenes religiosas. En España hay universidades desde el siglo XVI, son instituciones organizadas para el estudio de las más altas ramas del saber, y reciben del Rey y el Papa el derecho de conferir grados en ciertas materia como Artes –Humanidades- Teología, leyes y medicina.

La orden de los Dominicos de la ciudad de Santo Domingo en la isla Española fue la primera en obtener por Bula del Papa, en 1538, el rango de una universidad para su Colegio. No hay, dice Camila, noticias sobre el funcionamiento de esa Universidad.

Otro de los temas recurrentes de Camila son sobre la mujer, el tomo II está dedicado a ellas. Van desde “Mujeres en la Colonia” “Mujeres y Sociedad”, y “la mujer en la literatura y en el arte”.

La actividad magistral de Camila es importante para el desarrllo de la cultura hispanoamericana y para los movimientos reivindicativos de los derechos de las mujeres. En su charla del 1939, pronunciada en la Institución Hispano-Cubana de Cultura, no es sólo un recorrido por la historia, sino, también, un alerta a la necesidad de cambio en la sociedad. En la que es necesario que la mujer tenga, emancipación económica, capacidad jurídica, obtención de todos los derechos políticos, derecho a la educación y revisión de los fundamentos en que descansa la moral sexual. Por supuesto esto lo que indica, y lleva, es a superar el orden social donde no exista la inferioridad o como se decía no hace tanto tiempo, minoría de edad.

Camila tiene una gran admiración por las mujeres que a través de sus contribuciones en la historia de la humanidad, o de sus respectivos ámbitos, de mujeres, tales como son, las de la Colonia, Monjas escritoras. Hace un inventario, una larga lista y los aportes de cada una de ellas, desde la reina católica Isabel de Castilla, María de Toledo, hasta las monjas como Sor Juana Inés de la Cruz, o de Isabel de Moctezuma, -seis matrimonios, viuda tres veces- hija legítima y heredera universal de Moctezuma, señor de la nueva España, que casaría con un hijo –ilegitimo- de Hernán Cortez.

Es interesante constatar como los contactos entre los conquistadores y las mujeres nativas acarrearon problemas que pudieron arreglarse, más bien limitarse, con la ley aprobada por Fernando el Católico de 1514, que reconocía de forma legal una realidad que fue una de las características de la conquista y colonización en América, el mestizaje. Si quieren ampliar sobre el tema les recomiendo “La ley de matrimonios mixtos que cambió la colonización de América”, del historiador Juan Rivas Moreno.

Al triunfo de la Revolución cubana, Camila deja la placidez del campus universitario de EEUU, donde había ganado no sólo prestigio, sino también, una merecida pensión. Deja todo eso y emprende viaje a su amada Cuba, de la que siente solidaria del paso que están dando como país.

La Universidad de La Habana le otorgó en diciembre de 1970 la categoría de Profesora Emérita.

El 18 de octubre de 1971, Camila envió una carta a las autoridades universitarias, en la que les manifestaba: mi familia reside en Santo Domingo, me pide que vaya a visitarla. Tuvo que esperar hasta el año siguiente para cumplir ese deseo.

Camila nace el 9 de abril de 1894, fallece el 12 de septiembre de 1973.
“El que educa, más que informar debe forjar”, y eso hizo toda su vida. A lo mejor un día de estos se le reconocen sus valores. 

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