Por Alejandro Santana
De verdad que contamos con tiempo para andar inventado cosas, pero no
tenemos ese tiempo para proteger a nuestros niños y mujeres.
Los niños deambulan por las calles, duermen en aceras en galerías y
espacios a la intemperie, y a nuestras mujeres las están matando hombres
desaprensivos sin control de la ley.
El país que más leyes tiene es el nuestro, existen hasta para el mal de
ojos,¿Pero se aplican? Bueno, la realidad nos da en la cara, no se aplican.
Y lo peor del caso es que tenemos legisladores electos para hacer leyes,
las aprueben, pero también para que las fiscalicen, cosas que no se hacen y se
convierten en letras muertas.
Que se proteja a los animales, es fantástico, es parte de nuestra
obligación como seres humanos a favor de seres que no tienen nuestra misma
capacidad para desenvolverse y necesitan de nuestra protección, pero de ahí a
que se cumpla, tengo mis dudas.
Y esas dudas están sustentadas en el hecho de que hay leyes para proteger
a nuestras mujeres en peligro, por amenazas, intentos de muertes por esposos,
ex esposos y desaprensivos, pero ellas saben las penurias que pasan cuando
tienen que ir a una fiscalìa o a un destacamento policial a poner una querella
o a buscar protección.
Son muchas las denuncias de mujeres que han sido burladas en destacamentos
policiales a la hora de poner una querella por maltratos, son tantas las
asesinadas por hombres, que teniendo ordenes de arresto, no se les apresa.
Hay mujeres que constantemente andan con un SOS, y no obstante son
asesinadas porque la ley que fue creada para su protección no es observada por
las autoridades.
Y de nuestros niños en estado de vulnerabilidad ni se diga, son tantos que
en ocasiones muchos sentimos vergüenza al verlos en lugares públicos mendigando
un trozo de pan, harapientos, desamparados, pero tenemos leyes para su
protección.
Tenemos Instancias como el CONANI, pero no funciona tal como fue concebido, porque el Estado nunca le ha dado los recursos para que funcione conforme a la
ley que para tales fines fue creada.
Pero ahora me vienen con un gran despliegue publicitario, dándome a
conocer leyes, resoluciones e intenciones de proteger a nuestros animales, lo
que me hace reflexionar sobre el caso de la gallina que no tiene agua para
beber y quiere para lavarse los pies.
Y se me ocurre una pregunta, ¿es que vivimos en una sociedad de
simulaciones y todos somos simuladores?
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