Dinamitado del canal Nizaíto
Por Rafael Matos Féliz
En una entrega
anterior, tratamos acerca del Canal Nizaíto y señalamos que el mismo fue una
obra muy compleja para ser ejecutada, especialmente por la oposición de los
principales funcionarios de los gobiernos de turno, pues colocaban como
pretexto que la misma era antieconómica y que no sería beneficiosa para el país.
Ahora quiero relatar
uno de los hechos más importantes acaecidos con la señalada construcción. Nos
referimos a la decisión de la empresa constructora /Agromán), de
dinamitar las montañas que serían atravesadas por el canal. Se inició con el
dinamitado y cuando se llegó a la zona de Los Patos, ahí mismo se armó la de
San Quintín. Pues los comunitarios de esa localidad, en protesta, paralizaron
los trabajos y amenazaban con arreciar su lucha, si no se detenía el dinamitado.
Llovieron las pruebas
y testimonios de la gravedad de la situación. Se observaron utensilios de
hogares rotos o dañados por impacto de piedras (especialmente objetos de
vidrio) y casas con ligeras grietas. Era recurrente la información de los
temblores de las casas y ajuares, cada vez que explotaba una carga. Los animales
domésticos y de crianza estaban en estado de estrés, así como todos los
residentes en la comunidad.
Los comunitarios, por
medio de un miembro de SOEBA que era originario de Los Patos, cuyo nombre es Pablo
Carrasco, nos invitaron para evaluar la situación. Llegamos y luego realizamos
una evaluación de Impacto Ambiental. Encontramos que el dinamitado era la peor
acción que se debía hacer, pues no solo se arriesgaba la vida y la tranquilidad
de toda la comunidad, sino que se ponía en riesgo la principal
fuente de vida y de disfrute del lugar, el Rio Los Patos.
Al poner en
conocimiento a los lugareños de la evaluación realizada, los mismos se
tornaron más beligerantes en contra del tipo de trabajo que se llevaba a cabo y
dijeron que no iban a permitir que se siga con el dinamitado en su zona. Ahí
mismo aparecieron algunos barahoneros que nos acusaron de ser enemigos del
desarrollo y el progreso.
El nuevo escenario
determinó que la empresa constructora, el gobierno, los comunitarios y SOEBA, realizáramos una reunión para discutir sobre la solución a la paralización de
los trabajos de la construcción del canal. Dicho encuentro se llevó a cabo en
uno de los negocios que sirven de disfrute a los visitantes, casi a la orilla
del río.
La empresa trajo
“expertos en dinamitado de estructuras”. Uno de ellos era de Suecia, el cual
explicó que las explosiones pueden ser controladas y que se pueden evitar los efectos
dañinos y que todo se podía realizar sin mayores consecuencias. Por nuestra
parte, señalamos que no era cierto que se pudieran controlar los efectos de las
ondas expansivas en rocas calcáreas, como son las que conforman la microcuenca
del río y que esas dinamitas podrían acarrear nuevas grietas en las rocas y por
ellas, el río podía infiltrarse y salir en forma subterránea hacia el mar, y
adiós balneario de Los Patos.
Los “expertos” de la
empresa no tuvieron respuestas a estas aseveraciones expuestas por nosotros. Allí
se terminó la reunión y los responsables de la obra nos pidieron el informe de
la evaluación para buscar asesoría en otras instancias y determinar en
consecuencia, el paso siguiente. Mientras tanto, seguían lloviendo sobre
nosotros las acusaciones de que nos oponíamos a todo lo que fuera “desarrollo”.
Semanas más tarde,
conocimos por las autoridades del gobierno que la obra seria continuada, pero
ahora sin el uso de dinamitas. Se usarían martillos de presión, buldózer y
equipos que no causen grietas en las rocas profundas. La comunidad salió a las
calles a celebrar las buenas nuevas y nosotros nos sentimos con el deber
cumplido.
Nos enteramos después, que asesores alemanes hicieron una nueva evaluación a la zona y encontraron la
misma situación que nosotros e incluso señalaron que nunca se debió usar ni una
sola carga de dinamita, pues no se sabe si en el futuro habrá consecuencias en
el río, que lo pueda poner en riesgo de disminuir su caudal o desaparecer. También
conocimos que todo lo que se estaba haciendo con el uso de dinamitas, era un
ahorro de tres (3) millones de pesos para los constructores. ¡¡¡EPA!!!
Hoy tenemos el canal
y el balneario. A eso le llamamos desarrollo Sostenible.
Rafael Matos Feliz
Por el Desarrollo Sostenible
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