23 de noviembre de 2015

LECTURAS Y VIVENCIAS DE CARLOS DARÍO (Lunes 23 de noviembre, 2015)

Otra vez la Noche (Ángel Atila Hernández Acosta) -2 de 2-

Por Carlos Darío Sousa S.*

Como les dije, Adbraham conoce bien al autor, si quieren comprobarlo, les recomiendo dentro de la obra señalada, lo que han dicho de Quinito personalidades ligadas a la cultura del país, como son el Lic. Eddy Mateo, el fenecido don Manuel Rueda, que le dio cabida en el Suplemento Cultural Isla Abierta del periódico Hoy, el poeta nuestro Luis Alfredo Torres, Josefina de la Cruz, Tomás Casals, Manuel Mora Serrano, entre una larga lista de personalidades que reconocen el valor de su obra, de su contribución a las Letras Nacionales.

He de decir, al amparo de ese estudio, que Quinito se sentía poeta, y quiero por eso  decir lo siguiente, cuando el que es y se siente poeta cuando escribe en otras vertientes, y si es buen poeta pues más todavía, los otros escritos suben en calidad,
se subliminan, quizá por eso mi entusiasmo al leer tanto sus cuentos como su novela “Carnavá”, me pasa lo mismo que con Pedro Mir y su obra histórica “El Gran Incendio”, cuando describe la lectura de jóvenes sentadas en sus mecedoras en balcones y aceras de sus casas de  Puerto Plata, y las brisas del océano, se entretenían pasando las hojas del libro que estaban leyendo, cuando ellas perdían sus miradas en la lejanía , diciendo que los Grandes Océanos tienen esas veleidades. Y este escrito, de Quinito, que parece sacado del romanticismo, es decir con conciencia totalizadora: “Aspiró hondo, y ya no tuvo dudas de que el feliz perfume no era exclusivo envío de azucenas, gladiolos y lilas, sino también venía el aliento de los lirios, las hortensias y las amapolas que se mecían suavemente cuando un aire luminoso besaba como novio la frescura de sus pétalos”.

Pasemos ahora, y voy a ser breve, como no se merece el autor, a realizar un recorrido sobre  su obra Otra Vez la Noche:      

Análisis y comentarios de los textos

1.- “Los aldeanos vienen cantando

Sin fecha de escritura. Ocupa poco más de una página.

Historia sobre la tala de árboles y el contexto social que representa en nuestra sociedad y el suicidio que representa la práctica, “y desde entonces los aldeanos vienen cantando con las  venas cortadas para que no falte una rosa en el mundo”

2.- “¡Dígame usted!"

Sin fecha de escritura. Tiene más de seis páginas.

Drama de la pobreza, de la salud, del abuso de poder del desamparo, de la injusticia, de la realidad de un sistema hecho para los que tienen posibilidades, y no para el que no tiene la puerca bolanchina, ni la caoba centenaria en el patio, que ambas son sus alcancías y sus cuentas de ahorro; del que su futuro es simplemente una circunstancia dependiente de la virgencita que vela las esperanzas, y en el que, por aquél entonces, el amor paterno es un amor sin límites.

3.- “Cuando las sombras lloran

Sin fecha de escritura. Poco más de siete páginas.

Particularmente me gustó mucho. Lucha del bien y del mal, del juicio final, del avaro, de esa enfermedad terrible que es acumular riquezas para llevársela a ningún sitio, “porque  su vida, la de Amable del Oro, fue retrato develado en los espejos. Sólo el dinero tuvo para él algún sentido. Todo lo demás: vergüenza, respeto. Generosidad...era puro disparate”. Y esta revelación contundente, apocalíptica: “La amistad fue un ardid que inventaron los hombres para que el hombre pudiera matar al hombre, y las religiones una comedia solemnizada para darle al ignorante porciones de esperanzas a cambio de su dinero”

4.- “Otra vez la noche

Sin fecha de escritura. Dividido en 10 capítulos con un total de 50 páginas.

Le da título a la obra, cuyos demás contenidos ya hemos referido.

Es la historia de Flora Brígida Milpasos del Río. Pero es más que nada una tragedia con rictus políticos, donde las aspiraciones están centradas en esa lucha que hemos tenido la oportunidad de soslayar en párrafos anteriores. Es también la lucha permanente por reivindicar los ideales, traicionados de siempre por los que llegan al Poder, donde se utiliza el amor también para traicionar y cuando ambas traiciones se juntan, el acto es más doloroso, ese dúo terrible entre Eros y Poder nunca presagian nada bueno, sólo Tánatos se vislumbra al final del camino,  por eso Flora Brígida Milpasos del Río vuelve a ser sólo Brígida Milpasos, por eso la manigua, los llanos, los montes y quebradas, el bosque frio y el cálido de candelón y guazábara se tornan nuevamente en senderos de libertad y de amor, porque esa brigada encandilada, esa mujer con falda y pantalón que monta a lo macho y tira como una experta, que conoce la sicología del varón, los encandila y arrastra a su lucha, a sus ideales. Iniciando nuevamente el devenir, ese ciclo, esa centrífuga de lucha que es la  etapa oscura de nuestros caudillos.

El mar es un telón de fondo en la obra. Los que hemos nacido y criado cerca del mar, caminado sus orillas, distinguiendo en el horizonte las brisas, esperando el barco o la simple yola, sabemos de lo imprescindible que es para nuestras vidas y como lo es para la historia del país, “el brazo de mar que no muy lejos al sur se place amamantando tiburones”. Por cierto, la poetisa boricua Mayra Santos Flores, acaba de publicar un libro titulado “BOAT PEOPLE”, conteniendo poemas dedicados exclusivamente a la tragedia de la yola, que navega en esa selva de agua en la que yacen miles de cadáveres, devorados por tiburones y en el fondo del mar pasto entonces de moluscos. Pero nuestro mar es desde siempre medio y objetivo que nos libera del estrecho marco terrestre, de la estrecha ínsula barataria  propiedad del poderoso, siempre el Estado y el que gobierna. 

Diríamos el mar nos hace libres a pesar de las limitaciones y nos permite soñar y poner nuestros pensamientos más allá del horizonte de los ismos.

Hay una poesía de Rafael Arráiz Lucca, venezolano, que dice “Huir, huir, / Estas tierras sólo provocan el exilio”. Y  hemos vivido tantas veces los motivos que son parte, lamentablemente, de nuestras vidas, es decir de nuestra historia y en parte de nuestro futuro, aunque como dice Allen Tate de Fulkner: “El pasado no ha muerto, ni siquiera ha pasado”.


Mi muy querido profesor José Luis Sanpedro, en su libro “La Sonrisa Etrusca”, habla de Crista, y no dejo de pensar en Brígida Milpasos, esta mujer Quijote, esta mujer Cid, con sus doce seguidores, como apóstoles, y ella como libertadora,  iniciando el difícil camino de la liberación, o el camino hacia una estrella.

*El autor es catedrático universitario.-

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