28 de agosto de 2025

Cuando Los Controles Premian Las Violaciones

Por José D. Sánchez

En mi alargada existencia he visto subir muchos, pero he visto caer más.
Prometieron un cambio y es muy cierto, cambiaron la funcionabilidad por una oficina de recaudación de recursos.
Dice un refrán: "Algunas cosas las cambiamos por excrementos y salimos ganando".
Me dirigí a una oficina de planeamiento Urbano del Ayuntamiento de Santiago, que se hace llamar Control Urbano, con una violación de linderos, buscando lo que sé es "legal", y sólo me llevé burlas.
Las violaciones en las construcciones que antes solo se veía en los barrios, llegó a las urbanizaciones.
Sale hoy más barato construir una vivienda de 300 metros cuadrados ilegal, que una de 100 metros cuadrados legal.
La ilegal se puede resolver con 10 mil o 15 mil pesos para que se hagan de la vista gorda, o una "multa" ridícula, casi siempre exonerada por política o amistad.
La vivienda de 100 metros cuadrados sale, en confección de planos, pagos de profesionales y arbitrios del ayuntamiento, en alrededor de 120 mil pesos.
Si lo mismo está pasando en todos los ayuntamientos, nos jodímonos.
El que construye ilegal nunca busca profesionales, si acaso un maestro constructor, pero los dominicanos sabemos de todo.
Ahí está una poderosa razón por la cual a los profesionales que nos ganamos el sustento con los diseños de planos se nos hayan escaseado los trabajos.
Para los ingenieros y arquitectos que construyen es peor, porque se ha vendido y se pregona la falsa idea de que todos son ladrones.
En mi caso particular, el licenciado que me visitó, muy "decente" él, me sugirió no construir sin los permisos de ellos, algo así como: "No sé atreva a cometer una violación como la que usted denunció".
" Y nosotros no resolvimos sino que premiamos a los violadores". Creo que le faltó decir.
Solo le dije a él y a su acompañante: Guarden éste día en sus memorias por si algún día ocurre un terremoto aquí.
Anoche dormí feliz y hoy tengo motivos para celebrar, porque salgo fortalecido de éste proceso y con una amplia sonrisa de satisfacción, por haber sido Supervisor del Estado de obras eléctricas durante 38 añitos y sentirme con el deber cumplido, aunque mi carnaval pasó, ando loco, suelto, solo y soñando siempre con un país mejor.
Seguiré diciendo a mis hijos y a mi mujer: "Vamos a hacer las cosas legalmente y bien hechas, aunque seamos los únicos en EL MUNDO.
Nos sonríe la vida y casi siempre somos coronados por el éxito en la mayoría de las cosas que emprendemos con esfuerzo y dedicación.
Vuelvo y le repito como tantas veces se los he dicho:
El que hace las cosas legalmente, no tiene que hablar mentiras ni pedir favores.

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