3 de febrero de 2025

Entre la Casita Blanca y la Casita Gris *

Por Luis Tezanos (Luis Morita)  

Transcurría la década del 60 Y yo vivía en la calle Colon, en los alrededores del mercado principal de nuestra querida Barahona, y como de costumbre habitual, asistíamos caminando al colegio Academia Franciscana, siempre de la mano de sor Leonarda. De regreso a nuestra casa, después de la salida del colegio al mediodía, donde almorzaba era en la casa de mi madre, donde ella tenía la Fonda Moríta.

A eso de las dos de la tarde empezaba el tiempo de disfrute sano de nuestra niñez, como de costumbre, siempre con la grata compañía de Luis González, Francisco Herrera, Francisco de la Cruz ( Panchito), Toñito Pons, los mellizos Ortiz (Vítico y Eddy) y otros tantos buenos amigos de esa época y de toda la vida, porque todavía conservamos ese afecto y amistad-

En esas cotidianas gozaderas siempre encontrábamos a Ramon Germán de la Cruz (Maco Penpén o Pempén), quien era un poco mayor que todos nosotros y del cual aprendimos a hacer chichiguas o papalotes, con la parte central de las palmas, (pencas) de las matas de coco, hilos de gangorra, papel de celofán y almidón. Tam,bién aprendimos a volarlas. Ramón (Penpén) siempre preparaba una más grande con tallos de bambúes, los que buscaba en el muelle, por el depósito de sal y de petróleo. A esas chichiguas nosotros le llamábamos el pájaro, porque eran muy grandes, el sólo lél la volaba, porque cuando se remontaba bien alto en el cielo, tomaba una gran fuerza, por su enorme tamaño que hasta llegaba a arrastrarnos.

Esa actividad la hacíamos en el play del cementerio, por donde estaba la hortaliza y la letrina pública. También volábamos chichiguas en el muelle, por donde estaban las matas de bambú. Otras veces nos íbamos a la Casita Blanca y en la punta del muellicito preparábamos los cordeles para empezar A pescar. lLos lanzábamos al mar, una veces con pesas, para la pesca de fondo y otras veces sin pesas, sólo con la carnada, para la pesca a medía agua.

Ramón Penpén era un experto en la pesca con el garrampín, lo lanzaba desde la orilla del mar hasta donde estaban los cardúmenes de lisa, sardinas, agujones y cualquier otro pez, siempre agarraba uno, no fallaba.

Penpén era una persona de un extracto social pobre, nunca llegué s conocer a sus padres, conocí a un hermano de el llamado Raúl. A pesar de esa condición social era extremadamente honesto y muy diligente, se ganaba la vida haciendo mandados y algunas cosas que lo ponían hacer en casas de familias. Su morada la tenia en el Centro Sirio Libanés, en donde tenía sus pertenencias y dormía.

A éste personaje de Barahona le daba un ataque de epilepsia y nosotros, como muchachos al fin, cuando veíamos que le daba ese ataque, le cogíamos un poco de miedo, ya que caía al suelo, se retorcía y botaba espumas por la boca.Al verlo así, vociferábamos a todo pulmón que le había dado un patatús al Maco Penpén. Él siempre estaba entre la Casita Blanca y la Casita Gris de la Comandancia del puerto de Barahona, nunca nadie dijo algo malo de él, siempre acompañó a muchos niños en sus primeros años de infancia en Barahona. Los enseñaba a nadar, a pescar y a volar chichiguas.

Nosotros lo relajábamos, porque se incomodaba y se enfurecía cuando le voceábamos "MACO PENPÉN", se ponían serio y dejaba de hablarnos. Cuando le llamábamos por su nombre Ramón, inmediatamente sonreía y se ponía alegre, de inmediato la amistad regresaba..

Un día,m el querido Maco Penpén vio un malhechor que se metió a robar al Centro Sirio Libanés y le dijo al malhechor: "yo te conozco bien". A los pocos días encontraron su cadáver en el Centro Sirio Libanés. Que Dios te tenga siempre a su lado querido, amigo Penpén. 

*Este artrículo fue escrito en octubre del 2016, recreado ahora a propósito de lo que está ocurriendo con el Parque Litoral María Montez, construido justo donde estuvo la nunca olvidada Casita Blanca.-

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