Por Clemente Terrero
La dialéctica establece que todo lo que existe en el universo se encuentra en constante movimiento. Nada se mantiene estático, las cosas cambian y se transforman continuamente. La base de los cambios son las contradicciones que tienen las cosas en sí mismas, eso pasa en la naturaleza, en la sociedad, en el pensamiento y en la conciencia. Las cosas nacen, se desarrollan, cambian y surge algo nuevo.
En el ámbito de la naturaleza, existe contradicción entre la luz y la oscuridad, entre el frío y el calor, mientras que en la sociedad hay contradicciones entre las clases sociales, en lo político la lucha por el poder, en la conciencia existen contradicciones entre lo bueno y lo malo y en el pensamiento, entre la verdad y la mentira. Cuando una de esas fuerzas supera a la otra se rompe el equilibrio, generando un cambio.
La ley unidad y lucha de contrarios, establece que las cosas están unidas y al mismo tiempo luchan entre sí. Las contradicciones son la génesis del cambio en el seno de las cosas.
Esta ley sirve para comprender y al mismo tiempo transformar la realidad, para conocer la esencia de cada uno de los fenómenos que generan las contradicciones y la lucha que existe en el universo.
De esa realidad tangible se desprende que la lucha no se detiene, es permanente, tanto en el objeto como en el sujeto. Lo nuevo se transforma en viejo, pero lo viejo es nuevo siendo viejo, de manera que continúa siendo nuevo, resultado del cambio.
En lo político, los dirigentes tienen que manejar a cabalidad las contradicciones con sus contrarios, es importante no perder la cordura ni desenfocarse, hay que mantenerse sereno y firme, aunque la situación se ponga tensa.
Conocer detenidamente la correlación de fuerzas con su contrario, tener una visión global, acabada y clara de cómo se pueden ir desarrollando los acontecimientos y proyectar en el futuro lo que se quiere esperar, elaborar planes efectivos para contener su avance.
Hay que medir la intensidad de la tensión que van generando las contradicciones y sus implicaciones, para evitar ser derrotado, la falta de dominio de la dinámica de la unidad y lucha con el contrario puede ser causa de fracaso. Si se descuidan, al final, son derrotados.
Es necesario tener claro que en la lucha hay personas que pueden estar respaldando el proyecto y otros que no, gente que está con tu causa y otros que no. Tener claro que no todos los que te prometen apoyo lo hacen de verdad, porque muchas veces lo hacen por conveniencia y circunstancias, pero no siempre es cierto.
En la lucha contra sus contrarios los dirigentes tienen que dedicarse a trabajar, no dormirse, conocer con quien se cuenta, guiado por un plan alineado a la realidad del momento para ejecutarlo en cada situación.
Es importante conocer a los contrarios, no resulta difícil reconocerlos, de alguna manera y en algún momento lo manifiestan, pudiendo ser descubiertos. Una técnica para detectarlos es ver su comportamiento, sus expresiones y lo que hacen en cada actividad.
Todo el que tiene una postura contraria a tus propuestas es un contrario, todo el que obstruye tus proyectos es un contrario, todo el que habla mal de tu persona es un contrario, no importa que trate de ocultarse, en su momento se declarará, porque la verdad tarde o temprano sale a flote, aunque sea de forma sutil.
Identificar a los contrarios es una labor de alta responsabilidad, es una necesidad saber con quien se cuenta y a quien se puede vincular en la lucha, esto no debe postergarse.
Para ser exitoso, el dirigente tiene que hacer conciencia que su papel en la lucha con sus contrarios, es no dejar que tomen fuerza, que tengan ventaja, para evitar que se impongan y te desplacen del poder.
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