La más prometedora señal de nuestra creciente conciencia turística fue la reciente declaración del presidente Abinader sobre la necesidad de que los polos turísticos vayan alistándose para recurrir a la desalinización.
Por Juan Llado
Respecto a la promoción turística internacional, el MITUR anunció la creación de un Observatorio de Buenas Prácticas para “transparentar y eficientizar la contratación de agencias de promoción del país en los diferentes mercados internacionales.” Estará integrado por representantes de las direcciones de Ética Gubernamental, Contrataciones Públicas y las universidades, las iglesias, la sociedad civil y los empresarios. Y para principios de diciembre se espera haber seleccionado a las agencias ganadoras. Después que por 16 años no se cambiaran las agencias encargadas, el incumbente del ministerio repite con esto el genuino afán por la transparencia que demostró siendo alcalde del Distrito Nacional.
Pero el bienvenido anuncio se quedó cojo. Debió explicarse porque se desestimó la idea de la creación de un fideicomiso de promoción, tal y como se prometió durante la campaña electoral. Asimismo, debió informarse si existirá un plan de promoción y mercadeo que guie a los comisionados en la selección de las agencias, especialmente porque estos no tienen el conocimiento específico para saber cuál agencia presenta la mejor propuesta. En el primer proyecto del BID para la Ciudad Colonial había fondos para financiar ese plan, además de una evaluación anual del mercadeo y la promoción, pero por razones insondables eso nunca se hizo. Son piezas esenciales sin las cuales el Observatorio podría no lograr los objetivos.
El ministro dijo que le había ahorrado al país unos RD$2,000 millones revisando los contratos vigentes. También reveló que el gasto anual en promoción turística internacional alcanza los US$75 millones, una suma récord. Sobre esto último habría que esperar una rebaja sustancial en vista de que ya el país es bien conocido en los mercados emisores. Se debe entender que las empresas del sector son las principales responsables de captar clientes para sus negocios y al Estado solo le toca hacer una inversión complementaria que refuerce la imagen en el exterior. Una inversión de unos US$30 millones sería suficiente. No será necesario invertir mucho en promoción durante los próximos 12 meses, aunque si en seguridad sanitaria. La demanda contenida es de tal magnitud que no se requerirá gran estímulo para que los turistas potenciales de nuestros mercados emisores quieran visitarnos.
informar, en un evento del Observatorio Nacional para la Protección del Consumidor, que a partir del próximo mes existirá un fideicomiso público-privado para confrontar el grave problema de los residuos sólidos en los polos turísticos. “La ley de Residuos Sólidos establece que el fideicomiso tiene el objetivo de operar y gestionar el fondo destinado a la gestión integral de residuos sólidos, a la operación de estaciones de transferencia, vertederos y rellenos sanitarios.” Las prioridades correspondiente del fideicomiso serán Puerto Plata, Samaná, Punta Cana y La Romana. Pero los reportes de prensa no abundan en detalles sobre las tareas específicas del fideicomiso.
Un estudio sobre los residuos sólidos municipales elaborado por la alemana GIZ dice: “Según el estudio “What a Waste 2.0” del Banco Mundial, el promedio de generación es de 0.99 kg/persona/día en América Latina y el Caribe (ALC) y de 1.08 kg/persona/día en República Dominicana. Una razón para la generación de residuos relativamente más elevada de República Dominicana es la importancia del sector de turismo. Otras islas turísticas en la región también cuentan con tasas de generación más elevada”. Mientras, el ministro Jorge Mera informó que en los próximos días su ministerio publicará un estudio sobre todos los vertederos del país elaborado por la JICA. Se espera que ese documento pueda servir de base para el trabajo del fideicomiso. Aunque todavía no existe un estudio pormenorizado sobre el impacto de los vertederos de residuos sólidos en los polos turísticos del país, es bien conocido que, particularmente en la Costa Norte, estos crean serios problemas a las operaciones turísticas de la región.
En cuanto al sargazo que afecta nuestras playas, las autoridades están movilizando algunas importantes iniciativas. El ministro Collado ha reportado la creacion de un fondo mixto de US$12 millones para combatir el problema, para el cual ya el gobierno ha aportado la mitad y se espera el aporte del sector privado. También anunció que ha propuesto a los gobiernos del Caribe crear un fondo regional contra el sargazo, incluyendo a Brasil de donde proviene la mayor parte de esa alga. Por su lado, el INDRHI ha anunciado un estudio del impacto del sargazo en Bávaro y Punta Cana para identificar la temporada y los lugares de alta concentración. Los resultados permitirán “el diseño de barreras y la distribución de equipos de recolección del sargazo antes de que llegue a las playas. Además, estudiará cómo impacta ese material la calidad del agua y del suelo.” La investigación se levantará usando tecnologías emergentes y herramientas de ciencia de datos.
Por su parte, el INTEC recientemente celebró un evento sobre la problemática que hizo ricos aportes a la comprensión y eventual uso del alga. Un representante del gobierno reportó que este ha desarrollado instrumentos regulatorios para el manejo y disposición final de los volúmenes de sargazo recolectado, pero uno de los expertos advirtió que “pese a que parezca una solución rápida y efectiva la instalación de barreras para la contención de esas algas” sería muy peligrosa. Si no se recolecta dentro de las 72 horas el impacto podría ser muy negativo para los corales del área. Otros expositores enfocaron diversas oportunidades que el sargazo podría aportar, tales como su uso para producir carbón activado, papel artístico, biobloques para la construcción y la elaboración de artesanías. Se recomendó desarrollar un sistema de alerta y detección temprana a escala regional para poder orquestar la mejor respuesta.
Lo
anterior deja claro que, a pesar de que la pandemia ha acaparado la atención de
las autoridades, estamos logrando poner atención en otros problemas sectoriales
que son de medular importancia. La más prometedora señal de nuestra creciente
conciencia turística fue la reciente declaración
del presidente Abinader sobre la necesidad de que los polos turísticos vayan
alistándose para recurrir a la desalinización, un
reclamo que hizo el INDRHI por primera vez en el 2011. Esta
última “causal” es posiblemente más importante que las tres que se han reseñado
más arriba para mantener nuestra salud ambiental y nuestra competitividad
turística. Lamentablemente no recibe hasta ahora la prioritaria atención que
debería.
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