Por Tomás Aquino Méndez
Senadores y diputados tienen como labor fundamental y de principalía, hacer leyes que enderecen el camino de la justicia y le den justo valor a los derechos ciudadanos. No deben, por tanto, continuar siendo un simple recibidor de proyectos importantes que, convertidos en leyes, pudiesen contribuir con el afianzamiento de las libertades y los derechos del ciudadano. Pero que a veces caducan en sus gavetas.
Cierto que los proyectos no deben salir de ahí como si entraran a un microondas, pero tampoco deben permanecer tanto tiempo como si fueran a un horno de carbón de piedra. Es inaceptable que tengamos en manos de los legisladores proyectos con más de 20 años. Mientras la sociedad avanza, cambia y se transforma, dejando atrás leyes obsoletas.
Luego de la decisión acertada de los diputados, de aprobar en dos lecturas el Código Penal, es tiempo de que los senadores hagan lo propio.
Ese código, que contempla castigos ejemplares para criminales, que suma penas a los que matan a más de una persona, sanciona duramente a los feminicidas, incluye sanción para los que utilizan el llamado ácido del diablo para agredir a ciudadanos, y otorga mayores castigos a los que usan la tecnología como arma de descrédito y muerte moral, ya debe entrar en vigencia.
Me uno a las voces de las congregaciones evangélicas y católicas que han elevado su voz, desde el edificio del Congreso Nacional, para reclamar a los senadores que cumplan su papel ante la sociedad y conviertan en ley DE INMEDIATO el nuevo Código Penal dominicano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.