A Felix Rodríguez, in memoriam
Por Carlos Darío Sousa S.*
En las Ciencias Económicas, Eric Roll 1989, tienen el concepto de “valor añadido o valor agregado” y éste es “la utilidad adicional que tiene un bien o un servicio como consecuencia de haber sufrido un proceso de transformación”. Les pongo esta definición, clásica, para poder entender mejor que pasa con nuestros recursos naturales y en todo el sistema de producción –agrícola, minero e industrial- que hemos vivido en la zona durante años.
Los Fisiócratas – que confeccionaron el “laissre faire, laisser passer: dejar hacer, dejar pasar, el
mundo marcha por sí sólo” - decían que sólo la tierra, y por tanto la agricultura, es la que permite ver la diferencia entre los bienes producidos y los bienes consumidos.No voy a meterme en el laberinto de la “tableau economique” de Quesnay, que es el análisis de circulación de los bienes entre las diferentes clases de la sociedad. Ni voy a entrar al punto de partida de la división del trabajo en dos categorías, una productiva y otra estéril.
Los fisiócratas crearon el concepto de “circulación de las riquezas”, y de ahí que el origen de todos los bienes es la naturaleza, la tierra. De ahí, también, de que en la sociedad se puedan distinguir tres grupos sociales: los propietarios de la tierra, -Soberano, noblezas, Iglesia y empleados públicos- los que trabajan la tierra –agricultores y empresarios agrícolas- y los que transforman o comercian con los productos de la tierra –los artesanos y comerciantes, a los que llaman “la clase estéril”.
Para obtener riqueza de la tierra, es necesario gastar riqueza, invertir. La diferencia entre la “riqueza obtenida” y la “riqueza gastada” es el “producto neto”, que es importante para una nación sobre todo si tiene una expansión de la actividad económica. Esto implicó una notable diferencia sobre el mercantilismo, cuya fuente de riquezas las basaba en el comercio.
Estamos refiriéndonos a las sociedades nacidas durante la primera globalización, -descubrimiento, conquista, colonización, vuelta al mundo- y la etapa posterior basadas en las riquezas generadas por el comercio y la producción de oro y plata que movilizará el comercio europeo y acarreará la acumulación primitiva, capitalismo financiero, bullonismo, etc. Por ese entonces la minería estaba circunscrita a las extracciones tradicionales y no jugaban un papel importante en la conciencia de los individuos y mucho menos en la sociedad. El hombre – el ser humano- puede cambiar la naturaleza a su conveniencia. Las explotaciones mineras en la historia están ahí como recuerdo.
El primer “aviso” sobre los problemas “socio ambientales” proceden del “Club de Roma”, en 1968. Allí ya se plantea el “deterioro del medio ambiente”. Puede ser que aparezcan otros ejemplos de una conciencia sobre el medio ambiente, pero el primer gran paso lo dio el Congreso de EEUU, que en el 1871 dicta una ley firmada por el Presidente Ulysses S. Grant, que crea el parque Nacional de Yellowstone.
Si seguimos el devenir de la historia y las diferentes etapas en que transcurre la humanidad, quizás porque los seres humanos necesitamos referencias para ubicarnos, dividimos la historia –Prehistoria e Historia- en etapas. De la tradicional edad de piedra y de los metales, podíamos pasar a la etapa más reciente que tiene que ver con las diferentes “olas” que Alvin Toffler plantea en su libro “La Tercera Ola” (1979).
Superada la Revolución Industrial, la del carbón mineral de piedra o hulla, pasando a la electricidad y los otros combustibles fósiles, a la edad del átomo, que impulsan la Revolución Científica y tecnológica, así como la producción agrícola de forma espectacular. Por supuesto las Guerras mundiales, las calientes y las frías, no son ajenas a ese cambio.
El boicot a la producción petrolera de los 70s produjo cambios que fueron percibidos en el tiempo. El aumento de los precios abrió la brecha para la prospección petrolera en múltiples zonas del planeta.
Todos los países querían tener su petróleo, los precios lo hacían rentable. Pero muchos ciudadanos querían tener un aire más limpio y evitar los estragos que producían el carbón y los derivados del petróleo. La explotación en el mar y la selva no tenían control, cada uno va por su lado.
El entonces Presidente de Ecuador parió, y no se la rompió una biela, lo siguiente un “Sí al petróleo y sí a la minería”, en medio de las discusiones, o controversias, de los ambientalistas en contra de esas explotaciones que se realizarían en zonas de alto riesgo.
Por supuesto, una parte del pensamiento político acusaron, y otros contra- acusaron el problema, que la ideología marca sobre ese laberinto. Marx apenas se refiere al tema de la tierra. Correa se pregunta ¿Dónde está en el Manifiesto Comunista el no a la minería? ¿Qué teorías Socialistas dicen no a la minería? Si Marx y Engels estuvieran hoy en día entre nosotros…..estarían alentando las explotaciones mineras.
En la política también cabe, y cabe muy bien la poli-ficción, hay cantidad de escritos, cuentos largos y cortos, novelas y discursos, construidos en base a un hecho histórico que permite crear una ficción.
La Producción minera en nuestra zona, Bahoruco, Independencia, Pedernales y Barahona, dan para construir una historia, o ansias, sobre la minería, y es posible de otros productos fundamentales, en los que el punto fundamental está en el inicio de este artículo. EL VALOR AÑADIDO.
Revisemos. Sal, yeso -salvo una empresa ubicada en Habanero- mármol, travertino -que también es un carbonato de calcio- arenas sílicas, bauxita y ahora carbonato de calcio. Ninguno tiene valor añadido. De la loma a la volqueta o al barco. Pero siempre a la Capital o a otros lugares donde sufren una trasformación. (No voy a referirme al algodón, a la sábila, a la caña de azúcar, al café y otros rubros agrícolas y la ganadería).
No sé si la aprobación de la explotación del “carbonato de calcio” cumplió todos los requisitos necesarios. Supongo que en lo básico sí. Mis dudas están en el “impacto ambiental”, aparte del procedimiento de aprobación en las Cámaras que siempre acarrea dudas.
Pienso que hay un estudio del “impacto ambiental”, y si es así, ¿cómo es posible que no resaltaran la importancia del agua en la zona geográfica y pasaran por alto el impacto, la desforestación, que la extracción acarrearía, motivo suficiente para su prohibición?
Por último, no me opongo simplemente a la explotación de la mina -no por falta de valor añadido-, me opongo por algo más fundamental: el agua.
Edgar Isch, en un estudio publicado en la revista del Ecuador “Economía”, números 173-186, mayo 2018, dice lo siguiente: “la concepción de “Recurso Natural”, en contraposición al de bienes naturales, está dada por una posición mercantilista. Hoy se asume que incluso el agua dulce disponible para los seres humanos, considerada como responsable gracias al ciclo natural del agua, ya no es: hemos enfrentado ese ciclo provocando el cambio climático; la contaminación reduce de manera continua el agua utilizable; mientras los diversos mercados del agua y acaparamiento del líquido hacen que sea escaso para amplios sectores poblacionales.”
Yo no sé cuándo será, pero eso vendrá. Las guerras del futuro serán por el agua. Ahí están las tesis. Ahí está la preocupación de las Naciones Unidas. Ahí está nuestra lucha por preservar el “Bosque Húmedo”, a lo mejor como el agua tiene tanta historia, ver los mitos en diferentes culturas, o en las religiones, nos vamos a encontrar que representa mucho más de la infinidad de la posible, el germen de todo desarrollo vital. O como decía aquel anuncio que oíamos en Radio Continental “El agua es vida, no la desperdicies”. No dejemos que nos la arrebaten, eso es perder el futuro.
*El autor es catedrático universitario.-
Junio del 2021
P.S: Cuando revisaba este artículo para remitirlo a La Caracola, pasó una guagüita platanera anunciando “batata”, y me dije, “hace tiempo que no comes batata asada”. Iba a comprarla, pero me dije: “deja eso, pues a lo mejor te agarran asando batata”. Todo es posible, hasta que nos pongan la batola…..
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