28 de mayo de 2021

Decisión Equivocada

Por Carlos J Vidal Lassis 

La adultez empieza con decisiones y estas tienen consecuencias. Positivas o negativas, inmediatas o posteriores, directas o graduales.   

Los miembros de las generaciones que hoy resoplamos con enojo, reproche, críticas bien fundamentadas, argumentos muy válidos que condenan toda forma de corrupción y desgobiernos, traiciones y abusos al pueblo, negando los principios fundamentales democráticos de derecho y respeto a la dignidad humana, en ese “entonces” tomamos decisiones. En esa ocasión determinante, esas disposiciones nos marcaron el rumbo y el alcance de nuestras vidas.   

Lo cierto es que ninguno de los que hoy expresamos con vehemencia nuestro sentir ante tanta infamia, tomamos la decisión de dirigir nuestra vida hacia hacer lo contrario, hacia asumir los esfuerzos y compromisos para garantizar lo contrario al oprobio reinante. Pensamos, y era legitimo hacerlo, en nuestro futuro individual, el logro de nuestros sueños de todo tipo. Sin embargo, no es el objeto de decir esto en forma de “enrostrar en la cara”. 

El propósito es hacer una llamada entre nosotros, para las generaciones actuales y las que vienen detrás, para nuestros hijos y nietos.   

Si estamos padeciendo este estado de cosas actualmente, donde parece que no tienen fin, donde todos los “actores protagonistas” son evidentemente culpables de todas las atrocidades y cuchi mañerías, debe ser porque nuestra generaciones, con buena formación familiar y de buenas costumbres, respetuosos del orden y de los ideales de orden y justicia, equidad, igualdad y disfrute de todos los derechos humanos, con libertad de credo, se olvidó del primer principio de una sociedad, de una humanidad con esas bendecidas características, el principio de procurar el bien común, como base del logro del bienestar individual. Fallamos en eso.  

La idea es, procuremos enseñar en el seno de nuestras familias ese principio fundamental como primera piedra de la construcción de una humanidad nueva. Nuestro egoísmo de primero buscar “lo mío”, por un lado y por otro, los que nunca se metían en política, a pesar de que los llevaron y los llevan como mansos corderitos en el sentido que sus “lideres” del rebaño quisieron y negociaron para también lograr “lo mío”, su cuota de poder santificado y todo, nos ha llevado a esta situación.    

Los desalmados se dieron cuenta que estábamos muy entretenidos en nosotros mismos y se subieron en los gobiernos y en los sectores donde podrían hacer sus malas acciones, sin que nadie se lo impidiera ni les dijera nada.  

Con gran descaro hicieron, hacen y pretenden seguir haciendo lo que les viene en su muy regalada gana, estos, toda la gama política partidista y empresarial, saben lo que tienen entre manos y nunca lo soltarán hasta que no se lo arranquen aquellos que tendrán como Norte el disfrute pleno de la paz y la prosperidad común.    

Entender que el bienestar común no es el bienestar de otros, es el bienestar de todos, es la tarea primordial, si es que queremos lo mejor para nuestros descendientes y eso tenemos que enseñárselo a ellos.  

Pretender que seguir con las motivaciones que entronizan la individualidad y el beneficio propio independientemente de los demás, no es el camino. La prueba está ante nuestras narices. Es una decisión muy equivocada. 

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