Por Carlos J. Vidal Lassis
Muchos coincidimos en reafirmar que renovar ideas y principios es una capacidad que debe mantenerse. En general, atesoramos ciertas ideas, ineficientes, tóxicas o que limitan el sanar y progresar. Éstas, las mantenemos como concepciones rígidas difíciles de desechar, cambiar o aceptar por nuevas creencias. Tremendo error. Es difícil de entender, pero las ideas son también entes físicos. Ocupan un espacio en nuestra mente, aunque no se puedan ver.
Es cómodo caer en la concepción de que las ideas que uno tiene son tan válidas que no es necesario rebatirlas, ya que sirvieron en su momento y son apoyadas por valores familiares o sociales.
Pero en general hay que tender a renovar ciertas ideas, ya que también hay muchas que se adquirieron sin cuestionarlas y se las retiene como leyes irrefutables y de valor. Es de vital importancia comprender esto.
De hecho, muchas de las
ideas que se conservan, y se sostienen como frentes de batallas, son obstáculos
conspiradores en contra de la prosperidad y el éxito personal. La toxicidad de
dichas ideas apoya creencias
que limitan las perspectivas y la calidad de vida del individuo.
Hay ideas o valores que motivan e inspiran a luchar por los sueños, estas son
increíblemente valiosas, nutrirlas sería importante para poder vivir con pasión y tener objetivos claros. Sin embargo, otros pensamientos se deben examinar y si no contribuyen al bienestar, hay que buscar una forma para disolverlas, ya que sólo lastiman e impiden adaptarse a la nueva normalidad.Llegó el momento de
volverlas a pensar, a valorarlas y liberarse de las que ya no nos son útiles ni provechosas. Como hay certeza del cambio continuo
en la naturaleza en todas sus manifestaciones, es por lo tanto conveniente revisarlas y actualizar
las ideas para aprovechar
las nuevas oportunidades que surgen.
La intención, centrar la
atención y la percepción, son herramientas efectivas para la modificación de las
estrategias o maneras de actuar y pensar. No es difícil ni requiere una
formación especial para lograrlo, basta querer hacerlo y estar dispuesto para
actualizarse. Cuando una persona sólo escucha lo que le conviene y ve lo que le
interesa, sin
cuestionar su punto de vista, sólo confirma lo que ya sabe y lo que ya conoce.
Este tipo de personas carecen de la motivación que se requiere para aprender a
pensar diferente y se aferran a sus ideas.
Por lo tanto, su
forma de pensar será más de lo mismo, careciendo de curiosidad para descubrir
nuevos caminos y mejores opciones. No importa que las consecuencias sean
negativas, dice una persona amiga. “Repensar y liberarse de las ideas que no
funcionan, es vivir en el presente y vivir con una mente abierta, dispuesta a
adaptarse a un mundo nuevo.”
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