Por Tomás Aquino Méndez
Punta Catalina es una realidad. La energía que produce, innegablemente, ha contribuido a mejorar el pésimo servicio energético. En los últimos días hemos estado leyendo, viendo y escuchando, la defensa que hace de este proyecto su ex administrador, Jaime Aristy Escuder. Escuchándolo, solo a él, uno se convence de las bondades de la obra, construida con los recursos de todos los dominicanos. Sin embargo, poniendo ojo y oído en los cuestionamientos hechos por el ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, cualquiera se convence de que la obra hay que paralizarla o hasta destruirla. Son tantos los errores que, según él posee, que aparentemente fue una estafa. Todo negado por Escuder. Ninguno convencerá al otro de estar equivocado. Seguirán diciéndose cosas y hasta ofendiéndose.
Continuarán los apagones y su discusión no aportará a la solución de este mal ancestral. Es un debate improductivo. Por eso sugiero que el gobierno busque UN TERCERO IMPARCIAL. Una comisión de la Academia de Ciencias e ingenieros de la UASD, UNPHU y PUCMM. Que hagan un descenso, evalúen la obra, ponderen las dos posiciones expuestas y de ahí surja una solución definitiva. Si se tiene que sustituir el carbón por el gas o el GLP que se haga la inversión requerida. Si se tiene que recontratar a expertos que hayan sido cancelados por error o politiquería, que se revise la medida, pero que esa inversión millonaria del pueblo no se paralice o se destruya por diferencias caprichosas.
Lo que deseamos todos es que el país salga de esa oscuridad en la que muchos hemos nacido y seguimos viviendo, como un mal incurable. Los usuarios lo que reclamamos es un servicio eficiente y, a decir verdad, la entrada de Punta Catalina alivió en parte ese problema. ¿o es que de verdad se quiere desacreditar el toro, para venderlo a precio de perro viralata?
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