Por Bienvenido Heredia Batista
La pandemia que nos agobia desde noviembre del 2019, obligó a todos los países afectados por ese indetenible virus (Sars-Covid-2 o COVID-19), a cerrar las aulas de las escuelas para evitar el aumento del contagio en la población estudiantil y, por vía de consecuencias, en miles de familias. República Dominicana también cerró sus aulas, y desde noviembre del 2020 se está impartiendo docencia de manera virtual.
Desde noviembre 2 del 2020, cuando inició el año escolar, hasta marzo 5 del 2021, se ha impartido docencia virtual. Hablamos de 4 meses consecutivos utilizando ese innovador método para la educación básica y universitaria.
Pero, resulta y viene a ser, que un grupo de personas, encabezadas por algunos empresarios, está insistiendo en que “es tiempo de volver a las aulas”. Ellos saben que el COVID sigue presente y que los contagios no se han detenido, al contrario, siguen aumentando.Este
ciudadano de los del número se pregunta: si en 2 meses y algo termina la
docencia, ¿cuál es el afán de retomar la docencia presencial cuando aún no ha
bajado la curva de contagio? ¿Cuáles avances pedagógicos o de aprendizaje se
pretende lograr volviendo a las aulas faltando tan poco tiempo para culminar el
presente año escolar?
Si la resolución
determinó que los alumnos y sus padres decidan de manera voluntaria regresar a
las aulas, ¿cómo se harán los profesores para impartir docencia en las dos
modalidades, presencial y virtual? ¿Están acondicionadas las escuelas para
recibir alumnos en medio de la pandemia? ¿Tienen todas las instalaciones
tecnológicas necesarias, tienen agua permanente, tienen espacio físico suficiente
(aunque el regreso sea “gradual)?
Esas y otras
interrogantes son necesarias evaluar para que los proponentes del regreso a las
aulas y las autoridades de Educación, sopesen la decisión tomada, porque muchos
entienden, incluyendo el gremio de los profesores (ADP), que es mejor esperar
el avance de la vacunación en ese sector, preparar las condiciones necesarias
en las escuelas y terminar el presente año escolar de manera virtual, y
entonces, para el próximo año escolar a iniciar en agosto, se inicie el regreso
gradual a las aulas. Así evitamos exponernos más al contagio de un virus que no
da señales de retirada.
Algo más, si
las clases terminan en mayo, ¿para qué volver a las aulas en abril?
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