Por José D. Sánchez
Algunos habrán podido leer alrededor de diez artículos que he escrito sobre el Coronavirus, por si las moscas.
Ayer vi con estupor
el anuncio que hacía el ministro de salud de que había comprado 10 millones de
vacunas de AstraZeneca por 40 millones de dólares.
De las vacunas más
promisorias contra el COVID-19, ésta es la que está dando peores resultados.
En un artículo
publicado por El New York Times el 27 de noviembre del 2020, podemos leer lo
siguiente:
(Es bueno ver el
artículo completo).
Dudas y Respuestas Sobre la Vacuna de AstraZeneca.
Los resultados de
las nuevas pruebas clínicas de AstraZeneca son positivos pero confusos, lo que
ha hecho que muchos expertos quieran ver más datos antes de emitir un juicio
final sobre la eficacia de la vacuna.
En un ensayo
realizado por error:
Sigue el artículo.
Con la mitad de su
potencia, la vacuna dio positiva en un 90%, la combinación de dos dosis
completas de vacunas tuvo una eficacia de solo el 62 por ciento.
En dicho artículo
encontramos:
“Lo único que se
puede decir en estos momentos es que “parece”, (el subrayado es mío), que la
vacuna funciona: dijo Florian Krammer, virólogo de la Escuela de Medicina Icahn
en el Monte Sinaí, en la ciudad de Nueva York.
“Solo que es
difícil decir cuán bien funciona en comparación con las otras”.
Hasta ahora, en los
ensayos, lo más cercano que ha podido llegar en su eficacia en las pruebas, muy
reducidas por cierto, 28,000 personas, esta vacuna es a un 70%.
La única
explicación que puedo encontrar para que las autoridades de salud del país se
“aventuraran” a realizar dicha compra, es para congraciarse con los americanos,
quienes son los propulsores de esa vacuna por encima de sus productores, “los
ingleses”.
También podemos
encontrar que existen demandas de personas que han recibido dicha vacuna por
efectos secundarios.
Esa vacuna no me la
pongo en la situación actual y con otras estoy dispuesto a servir de
voluntario.
¡Cuidadito compai
gallo, cuidadito!
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