Manuel Emilio González Espinosa (Emilito)
Nació
en la comunidad de Cabral el 16 de marzo del 1923. Su padre fue el señor
Manuel González Sánchez, inmigrante Español, y su madre la señora Emilia Espinosa, oriunda
de Cabral. Posteriormente, se traslada con su familia a vivir
a Barahona. Su niñez y juventud las pasó casi por
completo en esta ciudad. Allí, además de estudiar, se dedicó a
las actividades deportivas, que siempre contagian a todos los
jóvenes que
tienen un espíritu indomable.
El Baloncesto, para la primera mitad
del siglo pasado, era un
deporte poco conocido en los pueblos del interior del país, y sólo
la Capital y Santiago se contaban entre los pocos pueblos con equipos y
fanaticadas interesados en las
actividades del mismo. A esto
se sumaba que sólo la radio era el mecanismo de comunicación más común en los
hogares dominicanos y no era frecuente escuchar una narración de un juego de baloncesto. Para la época, el béisbol era el deporte
que acaparaba la atención de los nacionales.
Cuando Emilito alcanzó los 19
años (1942), ya jugaba en forma regular el baloncesto y perteneció al equipo “Los Caballitos de Santiago", con el cual demostró su tenacidad y arrojo. Para entonces
se desarrollaba con toda su crudeza la Segunda
Guerra Mundial. Posteriormente,
pasó a ser jugador del equipo de Baloncesto del “Colegio la Salle”, al cual
llegó como refuerzo
para jugar en eventos
deportivos internacionales. Esta labor
la desempeñó desde el 1943 hasta el 1945, coincidiendo con el fin de la guerra.
Entre los años de 1945 y 1946 perteneció a
un equipo de renombre regional que
fue el del colegio Luis Muñoz Rivera de la cuidad de Santo Domingo.
También es
importante señalar que Emilito, entre los 20 y 22 años, descolló como cantante
de Tango y llegó a presentar su pasión artística en la principal emisora de la
capital. Fue un renombrado poeta, por lo que sus amigos frecuentemente
celebraban tertulias para disfrutar de sus poemas, y es por ello que las
serenatas se volvieron otras de sus actividades más cotidianas.
Posteriormente,
al terminar sus
estudios, Emilito vuelve a la ciudad
de Barahona. Este traslado le sirvió de bendición a esta apartada localidad de
la geografía nacional, pues Emilito trajo en su alforja de viaje, el deporte
que había hecho de su juventud una eterna y activa primavera. Tan pronto llegó
se dedicó a organizar actividades relacionadas con el deporte que amaba y como
en esta ciudad el baloncesto era desconocido, sus acciones lograron prender la
chispa del interés por el mismo y este hecho es el que lo enaltece y lo
glorifica, pues a Emilito se le conoce como el “Pionero del Baloncesto en Barahona”.
Con la madurez
de su vida y en los años ’50, Emilito pasó a dedicarse al Buceo Submarino y a la Pesca al Curricán; la cual lo
llevó a participar en Torneos
Internacionales junto
a otros deportistas como Bolívar Lagares, Pipito Lagares, José Antonio Toral,
Carlos Alberto Mota, Jaime Olmo y otros legendarios barahoneros; así las aguas
de Mar Caribe, en muchas ocasiones han tenido que lidiar con este indomable
deportista.
Todo este
discurrir en las actividades de los cuerpos y mentes sanas, le ha hecho
acreditarse como una gloria del deporte, y por ello, la Unión Deportiva de
Barahona lo ha exaltado al Salón de la Fama del
Deporte de la Provincia.
Procreó 6 hijos
con su esposa, la señora Dignora Lembert Frank, y son ellos: Nora, Manuel, Carlos, Rosanna,
Yudith y Hugo. Algunos de los cuales han descollado también en los deportes y
en el canto. Emilito falleció el 10 de marzo del año 2013 en Barahona y ya se
encontraba aquejado de dificultades motrices de su pierna y brazo derecho, luego de sufrir una parálisis cerebral.
¡Emilito, tu
memoria perdurará en las mentes y corazones de la gente honesta y decente!
¡Loor a ti, gloria
inmortal del deporte!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.