1 de junio de 2020

Homenaje a Todas las MADRES de la Ciudad, del País y del Mundo

Por Rafael Hernández 

FUNVECU
 les hace este HOMENAJE POÉTICO, para que vean que nunca el tiempo, ni los cambios de valores, ni las grande
s calamidades y desastres que han conmovido la conciencia humana, ni la miseria e indigencia; nada, absolutamente nada, nos ha impedido nunca reconocer el valor de la mujer, desde la metáfora de Eva hasta nuestro días.

Porque la MUJER lleva el amor que germina en su seno; el amor que ni el sol eclipsa; el amor que no conoce sacrificios y se desparrama eternamente; el amor del perdón permanente; el único amor que no conoce de rencores; el amor maestro que con su

ejemplo te impregna de felicidad; el amor sin fronteras que a todos se da por igual; la máxima expresión de la ternura que conmueve e inspira; el bálsamo que cura nuestros dolores físicos y emocionales; la que llena de esperanzas a todos los humanos sin distinción de color, raza o posición social, porque es la suma del AMOR SUBLIME con que DIOS la doto a su imagen.

Un Día como Hoy  (31 de mayo) en 1927, hace justo 93 años, fue estrenado en la Iglesia mayor de La Vega (Hoy Catedral) el Himno a las Madres, que había compuesto la poeta vegana dona Trina de Moya entonces esposa del presidente Horacio Vásquez. Durante la misa, según relata el periodista Rodríguez Molins, fue entonado por primera vez dicho Himno, cuyo uso se generalizó y todavía hoy es insustituible en estas fiestas, porque supo llenar un vacío espiritual en este pueblo. Cuenta la reseña de dicho periodista, que por los alrededores de dicha iglesia, se escuchaban los ritmos de África, expresados en tambores (palos) con los cuales celebraba el pueblo común y corriente aquella festividad. ¡Cómo cambian los tiempos!

Mujer

Dios te hizo primero, nadie duda de tu poder, valor y grandeza

... se equivocaron los profetas con sus genealogías machistas.

Desde lo Alto se escuchó el tintinear campanero que anunciaba tu llegada.

Antes de ti, era la nada...hasta que tus ojos iluminaron el universo

Y trajiste alegrías a la desolada tierra poblada de fantasmas.

Y entonces, apareció él, deslumbrado en las penumbras del jardín maravilloso,

el nocturno quehacer, perfumado de lunas y luceros, los extasiaba;

y unió sus carnes en frenética aventura...

Las sombras de la noche hicieron ecos en tu pecho.

Tu profundo sentir juega a lo infinito y lo aturdes.

El manto de tus senos, como loba, acoge lloros y susurros.

¡Acuñas vida en tus entrañas.

Mujer de sueños, mujer de espantos...!

Laten en ti como campanas catedralicias,

mil corazones sedientos de pasión sin inmutarte.

Amas, y solo sabes amar. Quieres y solo sabes querer.

Tus encantos internos los denuncia tu bebé,

Y entonces, y solo entonces, tus amores y pasiones encarnan nuevas vidas.

Por los siglos de los siglos.

A. R. Hernández

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