Por Clemente Terrero*
Existen fuertes evidencias que indican que el nuevo
coronavirus que se encuentra circulando actualmente en el mundo, fue subestimado
por los expertos en salud. No le dieron importancia a tres aspectos básicos: Su
capacidad de contagio, el de propagación y el de mortalidad.
En esta primera exposición vamos a hacer un análisis enfocado en su
capacidad de contagio.
El contagio es la propiedad que tienen los microorganismos
para transmitirse de persona a persona. La infección es la capacidad que tiene
un virus de acoplarse al receptor de la célula
huésped, penetrar a su interior
y multiplicarse.
La mutación que le dio origen a este nuevo coronavirus fue bastante
adecuada, la misma le permite detectar fácilmente los receptores de las vías
respiratorias de los humanos.
La puerta de entrada del coronavirus a la célula para reproducirse, es la
enzima convertidora de la angiotensina II. Está enzima se encuentra en las
células de la mucosa de la nariz, la garganta y los pulmones.
Un grupo de científicos descubrió que el nuevo coronavirus se replica
en las células filiforme de la nasofaringe, porción que corresponde a la parte
posterior de la nariz y la superior de la garganta. Las células filiformes son
glándulas especializadas en secretar mucus para proteger a los tejidos.
Hay estudios que han determinado que este virus se replica muy rápidamente
y que el pico de la carga viral se alcanza en los primeros 5 días. Mientras que
en el SARS del 2002 se presenta entre los 7 a 10 días. Además, la carga viral
del nuevo coronavirus es mil veces mayor que la del SARS.
La potencia de la replicación del nuevo virus en la garganta y la rápida
excreción en las secreciones respiratorias de las personas infectadas, es la
clave del contagio.
No cabe la menor duda que esta nueva cepa es más contagiosa que el MERS
del 2012, que el virus de la gripe común, que el de la gripe porcina y de la
española, que dejó un saldo de 33 millones de muertos en el mundo.
Algunos investigadores han planteado que la capacidad de contagio de la
nueva cepa es similar a la de su hermano SARS del 2002.
Sin embargo, recientes estudios arrojan todo lo contrario, señalan que el
SARS 2002 se replica más en los pulmones que en la garganta, mientras que la
actual cepa 2019 se replicaba intensamente en ambas regiones. Una gran
reproducción del virus en la garganta es imprescindible para el contagio.
La pregunta que surge de este análisis es que, sí en verdad el Coronavirus
del 2002 tiene la misma capacidad de contagio que la cepa 2019, ¿por qué no fue
capaz de producir una pandemia como la hizo esta cepa?
Esa parte la vamos a tratar en la próxima entrega, en la que analizaremos
el poder de propagación del virus.
*El autor es Coordinador de la Comisión de Enfermedades Infectocontagiosas
del CMD.-
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