Por Rafael Hernández
Es una idea que podría
aplicarse en estos pueblos de cierta extensión, especialmente porque hay muchas
parejas de ancianos viviendo solos, ya que sus hijos y nietos viven en otros
pueblos o fuera del país, y estamos en cuarentena, y como constituyen la población
de mayor riesgo, estos no deben por ninguna razón salir a interactuar con la
gente.
Hay camiones utilizados en la
venta de helados que ahora podrían suministrar productos refrigerados, como
carnes, yogurt, jamón, salami, quesos, mantequilla, margarina, pescado, entre
otros. Los súper de cierta categoría tienen guagüitas de Deliverys que podrían
destinarse a la venta de arroz, aceite, azúcar, enlatados de todo tipo,
arenque, bacalao, sazones, papas y víveres. Y así hay camionetas y otros tipos
de vehículos adaptables.
Este problema va para largo y
ya las reservas se han agotado y este segmento de personas no debe exponerse
por ninguna razón en momentos en que se agudiza la posibilidad de contagio.
Esta es una idea que debe
llevarse a los dueños y administradores de este tipo de negocios de alimentos
crudos.
Pero además, hay algunos
negocios que pueden establecer el servicio intensivo de deliverys bien
protegidos, para que haya confianza de recibir los pedidos, pero para ello deben dar a conocer, mediante volantes, tarjetitas, redes, etc., su número de
teléfono y coordinar el monto del pago, devueltas si las hay, y forma de
entrega, con los clientes que hagan los pedidos, para que no haya contacto personal
de cerca o que este sea mínimo.
Solo es una idea. Quitamos
presión en los negocios y evitaríamos filas innecesarias a personas que ya por
su edad no pueden permanecer de pie.
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