Por Juan Llado
Si algo enriquece y engalana la existencia
humana, es una implacable búsqueda de la verdad y la belleza. Los científicos
pecan como proverbiales rastreadores de la verdad, mientras nadie como los
artistas para desenmascarar labelleza. La mezcla de ambas esquivas realidades, la encarna el cultor de la literatura, un bípedo
implume que logra, con subyugante destreza, embridarlas con
su imaginación para reproducirlas armónica y elegantemente en la ficción. Por
eso, el Premio Nacional de Literatura se otorga a un caudillo de las letras.
Pero también debe calificar quien las reverencie y promueva, aunque su
flamígera pluma no haya sido constelada por la fama.
Aunque su significado ha variado con el
tiempo, por
literatura se entiende una expresión escrita u oral dotada de valor
estético o intelectual, “en oposición al lenguaje ordinario de intención
menos estética y más práctica”. De ahí que, comenzando en el 1901, la Academia
Sueca otorga el Premio Nobel de Literatura a “escritores que sobresalen por sus
contribuciones en el campo de la literatura.” En
nuestro país las más codiciadas premiaciones de este tipo son las
del Premio Nacional de Literatura de la Fundacion Corripio y el Ministerio
de Cultura y los Premios
Nacionales de Literatura del Ministerio de Cultura, estos últimos
otorgados en seis categorías (poesía, cuento, novela, teatro, ensayo y
literatura infantil). Los ganadores
del primero comenzaron en 1990 con dos indiscutibles portentos:
Juan Bosch y Joaquin Balaguer.
En este caso, la ampliación de los criterios
de celebridad se fundamenta en una visión más oceánica del quehacer literario.
La justificación se encuentra en la ilustre perorata de Mario Vargas Llosa al
recibir un Doctorado
Honoris Causa de la Universidad de Salamanca en
el 2015 y preguntarse a sí mismo “¿para qué sirve la literatura?” “Un
pueblo contaminado de ficciones es más difícil de esclavizar que un pueblo
aliterario o inculto. La literatura es enormemente útil, porque es una fuente de
insatisfacción permanente; crea ciudadanos descontentos, inconformes. Nos hace
a veces más infelices, pero también nos hace mucho más libres.” De sublevar el
espíritu se deriva su valor.
Por su lado, Gabriel Garcia
Márquez nos legó otra perspectiva sobre
la literatura que viene al caso citar. “Salvo que sea un genio excepcional
que aparezca de pronto, no se puede hacer buena literatura si no se conoce toda
la literatura. Hay una tendencia a menospreciar la cultura literaria, a creer
en el espontaneísmo, en la invención. La verdad es que la literatura es una
ciencia que hay que aprender y que existen diez mil años de literatura detrás
de cada cuento que se escriba y que para conocer esa literatura sí se necesita
modestia y humildad.” “No hay nada más entretenido que un poema o
una gran novela, pero ese entretenimiento no es efímero. Deja una marca secreta
y profunda en la sensibilidad y la imaginación”. La profundidad literaria es
pues un prerrequisito de calidad y el postulado ha faenado lo suficiente en ese
sentido para llenarlo.
El candidato califica para la presea propuesta, porque en su doble condición de crítico y promotor literario, su derroche de
saetazos críticos y laudos benefactores sobre otras plumas, instiga al culto
literario. En nuestro parnaso, ese veredicto lo secunda Cesar
Zapata con enorme contundencia, al concluir sobre las bases
del premio en cuestión que: “Toda forma de estímulo a la producción
artística, de las letras y las artes, constituye en sí misma un patrimonio
intangible que debe ser preservado. El estímulo a la creación contribuye a
elevar la conciencia nacional y alimenta nuestro acervo.” Vargas Llosa
argumentaría que ese estimulo vital genera mayor libertad creativa.
La categoría que encajaría sería entonces la
de “Trayectoria de Vida
Literaria”, una que abunda en las premiaciones de Hollywood. El egregio
trajinar literario del personaje propuesto, se remonta a unos años mozos
cuando se reveló, con la ebullición propia del adolescente apasionado, como un
paladín de la verdad y la belleza, al fundar en Pimentel la Sociedad Literaria
Amigos de la Verdad y la Belleza (Amidversa). Para eso logró inspirar, con
verbo pletórico de admiración por el amor y la bohemia, a un amasijo de
provincianos henchidos de sensibilidad onírica, incluyendo a Hilma
Contreras. El postulado fungió como hado padrino de ese grupo de
imberbes literatos que, aunque extasiados por las letras, nunca
llegaron a prohijar un movimiento.
Wikipedia reconoce al candidato propuesto en
una breve reseña
de la creación literaria dominicana, al
referirse a “la más reciente promoción de ensayistas literarios nacionales,
entre ellos: Manuel Mora Serrano, Miguel Ángel Fornerín, José Enrique García,
etc., han desarrollado una invaluable labor en la prensa nacional como
articulistas, reseñadores de libros y cronistas literarios.”
El legado total del postulado es amplio y
múltiple, pero aquí basta con mencionar algunas de sus más destacadas
producciones. Como novelista sobresalen sus obras “Goeiza”
(merecedora del Premio Siboney), “Juego
de Domino” y “La Luisa”.
Entre sus investigaciones literarias resplandece el monumental tratado sobre “Postumismo y Vedrinismo: Primeras
Vanguardias Dominicanas”, “Antología
Poética de Domingo Moreno Jimenes” y su más reciente “Modernismo
y Criollismo: La Turba Letrada y los Mitos Literarios”.
Como bardo
alucinado merecen un reconocimiento especial su “Sinfonía
en Miedo Mayor”, “El Precio
del Fervor” y “Celebración
del Vino Oscuro”.
Vale mencionar, finalmente, que el presidente
Balaguer distinguió al candidato, al nombrarlo Asesor Cultural del Poder
Ejecutivo, que ha merecido el premio “Caonabo de Oro” y que por su incesante
deambular por la geografía nacional y su devota exaltación de los ambientes
bucólicos, mereció ser reclutado como Asesor de Turismo Interno por la
Secretaria de Estado de Turismo. Sus otrora esporádicos oficios de fiscal y
juez y la frondosa amistad con Franklin Mieses Burgos y Freddy Gatón Arce, enriquecieron su versatilidad literaria. Todo lo cual ha acumulado una página
enjundiosa que todavía lo delata como avezado fisgón de la verdad y la belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.