Por Nèlsido Herasme
También en política se usan los artefactos que conocemos como
boomerang, los que simbólicamente se lanzan pero que suelen devolverse al lugar
de origen, es decir, si usted político hace o ejecuta cosas negativas o
positivas, sepa que le van a criticar acremente o le reconocerán el gesto.
El escenario que está viviendo el país en este instante es ese, en
el cual miembros del partido que está en la ostentación del poder están
cometiendo errores garrafales y el que está en la oposición se frota las manos
porque lo está capitalizando.
Pero no bien ha terminado el encontronazo entre esos ex amigos,
cuando asistimos a otro match, esta vez entre Juan Temístocles Montás y
Franklin Almeyda, quienes como cual fritureras de mercados, se matan en un
pleito público y en un ring donde no se alcanza a ver a un árbitro válido,
donde hay llaves Doble Nelson, saltos mortales y patadas voladoras.
Y a todo esto usted le añade la respuesta tibia y frívola que
ofreció el candidato oficial a una denuncia periodística de su gestión mientras
ostentó el cargo de ministro de Obras Públicas, consistente en la compra de
asfaltos por valor de 11 mil quinientos millones de pesos.
¿Puedo pensar que las cosas se quedarán tal y como la despachó
el candidato del gobierno?, pues no, porque bien sabemos que se levantarán voces
de notables y juristas que se harán sentir con denuncias por ante los
tribunales de justicia para que, por lo menos, ese tema sea aireado de manera
pública.
En ese sentido, somos de los que entienden que de seguir las cosas
tal y como van en el litoral peledeista, eso de segunda vuelta será parte de
una historia que luego contaremos.
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