Por José D. Sánchez
Conclusiones
Esa es la cruda
realidad, hemos tratado de fortalecer la educación mejorando solo las cosas
materiales, vacías y superfluas, echando a un lado y dejando dañar el principal
producto de la misma, EL PERSONAL HUMANO, y no conforme lo tenemos abandonado en
un rincón igual que cualquier trasto viejo y peor aún, le hemos quitado todas
las piezas buenas y servibles, convirtiéndolo en un simple objeto sin alma y sin
cerebro.
Analicemos la educación precedente a la actual, desde el primer aldabón hasta la cúpula, para establecer comparaciones.
El conserje era seguridad, mandadero, maestro de agricultura, jardinero, cargador y también desempeñaba algunas de las funciones de la señora anterior, eso lo convertía en una persona útil e importante en el sistema educativo.
La secretaria era la principal psicóloga del plantel y en el recreo andaba de un lado a otro vigilando y aconsejando.
El puesto de director era ganado, no premiado, y para ostentar ese grado tenía que estar por encima de todos sus subalternos en conocimiento, prestigio, trabajo y dedicación.
Los maestros eran la excelsitud en persona, madre y padre sustituto, abuelos, tíos, hermanos, compañeros, amigos, boy scouts, en resumida cuenta, la educación escolar didáctica era la menos importante.
Todos tenían un denominador común, eran lo mejor del lugar donde ejercían sus funciones, formaban una unidad donde la política, el chisme y las zancadillas no podían penetrar, todo era entrega con pasión y amor.
El producto final, los estudiantes, necesariamente eran los beneficiarios y recibían una formación total en estudios, vida y comportamiento.
En esa época, ser maestro era un honor y era el personaje más importante de la comunidad, con más credibilidad y consultas que el sacerdote (las otras religiones no católicas no tenían arraigo en la población), y con más autoridad que el juez y el alcalde.
Ser catedrático universitario era una investidura y un rango social.
Existía el feminismo en la educación, pero no como cuestión de género ni sustitución, por eso sus representantes fueron insignes y nos encontramos con una constelación tan vasta de estas mujeres que solo con 4 nombres llenamos el universo: Ozema Pellerano, Trina de Moya, Ercilia Pepín, Salomé Ureña.........
¿Debemos volver a la educación anterior desdeñando la existente hoy día?.
JAMÁS.
JAMÁS.
Tenemos que realizar una simbiosis escogiendo y desdeñando para construir un entramado mejor, todos los “NO BASTA” son necesarios pero no suficientes, tenemos que amalgamarlos con varios adenda.
Estamos en la era cibernética y no podemos pretender de ninguna forma obviar esa importantísima realidad, solo tenemos que adecuarla al sistema educativo y aprovecharla, porque es parte de la columna vertebral del mismo.
Los adelantos modernos no son malos, son excelentes, el fallo está en como los usamos, que ventajas sacamos de ellos y como maximizamos su aporte en pro de la educación, esa es nuestra responsabilidad.
En estos tiempos, un aula de clases puede ser un grupo de WhatsApp, los estudiantes que antes llamábamos libres hoy serían Online, pero para llegar hasta ahí tenemos que formar profesores Online.
Tenemos que cambiar lo obsoleto de nuestra educación, actualizarla, computarizarla, pero también debemos limpiar nuestras mentalidades, cambiarle el Chip y programarlas con los valores echados al olvido de la educación anterior (respeto, moral, ética, patriotismo, urbanidad, disciplina, responsabilidad, honestidad, obediencia, preparación, deberes, humildad, puntualidad, compañerismo, derechos), y tendremos AUTORIDAD.
La época del huevo y la piedra no solo ha terminado, sino que podemos conseguir, con una actitud errónea, que la tortilla se vuelva, que la piedra sean los estudiantes y el huevo los profesores, aunque si damos un vistazo a la escala de desenvolvimiento actual no podríamos distinguir acertadamente uno y otro, porque hoy día los padres y los estudiantes tienen el dominio en el sistema educativo, preponderan sus decisiones pero de forma negativa y esto no puede seguir sucediendo “ TENEMOS QUE RESCATAR LA AUTORIDAD PROFESORAL”, pero también eliminar el concepto de huevo y piedra.
La mentalidad de todos los participantes en el sistema educativo tiene que ser real y virtual y el CHIP utilizado tiene que estar provisto de un diodo(*) llamado disciplina y una resistencia(**) a la corrupción y las malas acciones.
Los profesores tienen que volver a ser maestros, comenzando con el rechazo de los textos tergiversados y amañados que nos están pasando por debajo de las mesas y traen más sombras que luces.
No me canso de decir, sin temor a la equivocación, que si estas tecnologías, estos adelantos y conocimientos modernos, hubiesen llegado en nuestra época, “FUÉRAMOS UN PAÍS DESARROLLADO”.
Antes de pedir o exigir nuestros derechos, debemos de aprender a cumplir con nuestros deberes.
*Diodo: Dispositivo
electrónico de dos electrodos por el que circula la corriente en un solo
sentido.
**Resistencia: Oposición
o dificultad que opone un circuito al paso de una corriente.
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