26 de mayo de 2019

A PROPÓSITO DEL DESARROLLO

Responsabilidad social y la construcción de ciudadanía (2)

Por Rafael Matos Féliz
 
Siguiendo el tema iniciado anteriormente, ahora pasamos a evidenciar algunas acciones que son el resultado de los aprendizajes dirigidos y planificados en los centros de control ciudadano, para lograr ciudadanos apáticos, desencantados y clientelistas. Esos centros de control son: el Estado todo (Gobierno, ministerios, congreso, justicia, policía, guardia, marina, direcciones provinciales, alcaldías, etc., etc.), así como la mayoría de los empresarios, que en coalición con el Estado, definen sus intereses económicos como las principales prioridades de la nación.


Tomemos como ejemplo la educación. Este tema es extremadamente importante para el desarrollo de un pueblo. Sin embargo, a la población se le ofrece una educación de muy mala calidad. Dijimos en una ocasión anterior, se le da “comida” y ya eso “basta y es suficiente”. Además, hay “salidas” para sus precariedades y desesperanzas. Se le motiva a la búsqueda de refugio en las creencias y eso le conforta. A otros los motivan para refugiarse en las drogas (legales e ilegales), haciéndoles creer que eso es el último grito de la moda.

Mientras eso ocurre, a los familiares y relacionados de los funcionarios se les ofrece una educación de calidad, e incluso a sus hijos les dan becas a todos los rincones del mundo con los recursos de los contribuyentes. Mientras en numerosos lugares de nuestra geografía nacional, hay escuelas de patios, en enramadas y muchas de las que se construyen tienen tan baja calidad, que se agrietan, se les caen paredes, se desploman techos, etc., y todo…sin consecuencias.

Otro ejemplo es la salud pública. Para la población existen hospitales con todo tipo de precariedades, y a los 9 hospitales regionales del país les han puesto el encargo de atender a más de 300 mil pacientes cada uno, recibiendo un pírrico presupuesto mensual (de 2 a 8 millones de pesos); gastándose la mitad en facturas del Programa de Medicamentos Esenciales (PROMESE) y en otros insumos y necesidades. Mientras que hospitales como Plaza de la Salud y Cedimat, que solo atienden a pacientes privados y extranjeros; les asignan mayor presupuesto que a los 9 regionales juntos. 

El presidente del Colegio Médico, Wilson Roa, asegura que se trata de un postulado muy claro del neoliberalismo (asumido por el gobierno), que apuesta a desintegrar las instituciones estatales (públicas) para fortalecer las privadas con financiamiento público. 

Otro aspecto se refiere a la seguridad ciudadana. Esta es la burla más descarada en relación a la ciudadanía. Desde el estado se han hecho grandes esfuerzos para lograr los actuales índices de inseguridad, pues tanto la Justicia, como los cuerpos represivos (policía y organismos castrenses) gozan de la peor desconfianza entre los ciudadanos, ya que son los mejores aliados de la delincuencia, de las violaciones a las leyes, y para ello se cubren con la impunidad.

Lo señalado precedentemente tiene su lógica en la idea que tienen los grupos de poder, de que la inseguridad ciudadana causa que la sociedad se cohíba y se prive de sus derechos fundamentales; por lo tanto, se quiere un ciudadano temeroso, apático, desencantado y clientelista, que se ponga debajo de un funcionario en búsqueda de protección y de prebendas; lo que se traduce como “dame algo, dame lo mío”. 

Otra temática de la construcción ciudadana, está referida a la empleomanía, la gente ocupada en una labor productiva o de otra índole. Se pregona hasta la saciedad, la “cantidad de empleos creados”. Pero resulta que las nóminas del estado están cargadas con relacionados de los funcionarios (“botellas”) que no trabajan, pero cobran. Las estadísticas oficiales señalan que más del 55% de los jóvenes se encuentran desocupados y que el resto que ocupa un empleo, tiene 60% de informalidad. Igual ocurre con los adultos que están ocupados. 

Esa informalidad, niega seguro médico, derecho de asociarse, etc., pero les garantiza ser cesanteados en cualquier momento. De esta manera, estas personas se convierten en esclavos laborales para tener cierta “seguridad en su empleo”; de ahí vienen los acosos y todas las violaciones. Como ocurre y se ve ahora con la campaña política a destiempo, se amenaza a los empleados del Estado para que vayan a los mítines. 

¿Y de los servicios públicos? Agua potable, electricidad, etc.…Hablar de eso da rabia...

Así se construye ciudadanía actualmente.

Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible

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