Por Francisco Vargas (Pachico)
La siguiente comunicación, fue escrita en el 2011 por el señor Vargas, y La Caracola ha decidido publicarla 8 años después, por considerar que la misma sigue vigente al día de hoy, 30 de enero del 2019. (Los nombres de los destinatarios fueron actualizados)
A mis hijos:
Eddy Mateo, Senador
Tavito Suberví, Alcalde
Pedro Peña Rubio, Gobernador Provincial
Noris Medina, Diputada
Mariano Montero, Diputado
Ruddy María Méndez, Diputada
Miguel Florián, Diputado
Señores:
A ustedes, mis hijos queridos, los felicito por su ascenso político y les deseo muchos éxitos en sus funciones.
Créanme hijos, que me ha sido muy difícil decidir escribirles estas humildes notas, pero que por sus muchas ocupaciones, ustedes no han notado la situación penosa en la que me encuentro. Mi caso no puede esperar, me caigo a pedazos, mis grandes males hacen imposible mi buen vivir.
Según mis doctores, tengo "presión alta", no tengo qué ofrecerle a mis demás hijos. Tengo "artritis crónica", no puedo caminar por mi misma hacia el progreso. "Mis órganos vitales no funcionan", no tengo mercado, ni planta de aguas negras, ni cine, ni cultura, ni deporte, y mis muchos atractivos me los tienen abandonados y, según mi último exámen, dicen los médicos que tengo "cáncer social", eso que ellos llaman "delincuencia y drogadicción".
Lo más grave, mis queridos hijos, es que dicen los doctores, que si a mis males no le pone cura, van a hacer metástasis en ustedes, sus hijos y sus familias, y yo no quiero eso.
Ya mis hijos más jóvenes dan señales de poseer esos males, pero para ser sincera y justa, aunque no lo apruebo, nos los culpo, pues no tengo ninguna actividad sana donde los pueda invitar. No tengo estadio de beisbol, mi centro deportivo de Villa Central lo cerraron hace 9 años. No tengo centros culturales, en fin, no tengo nada que los discipline.
Ustedes 7, con todo su derecho, pudieran preguntarme, ¿por qué sólo me dirijo a ustedes?
He aquí mi respuesta: Ustedes me pidieron que querían ser los escogidos, porque eran las mejores opciones, que iban a resolver mis problemas, que eran preocupados por mí, que eran serios, yo no los pedí, ustedes me pidieron que los escoja y yo creí en ustedes.
Siento que parte de lo que hoy son me lo deben a mí. Les brindé mi educación y en mí lograron su desarrollo. Por mí están donde están; pero hijos, va pasando el tiempo de sus promesas y nadie hace nada por mí, téngame compasión.
Tengo otros hijos amados que en el pasado fueron altos funcionarios, pero me defraudaron, me engañaron, nunca hicieron nada por mí, fueron tan malos que no quisiera ni mencionarlos, para que mi nueva generación no les conozca. Otros grandes hijos míos me han dejado, han tenido que irse a otros lugares en busca de mejor vida, y no he podido evitarlo, por no tengo nada que ofrecerle. A esos hijos que tanto extraño, los espero, pero no cuando vengan a mí a su descanso eterno, sino vivos y con todas sus fuerzas y recursos, para que todos ustedes, juntos, hagan de mí la ciudad que todos soñaron.
He sabido de los adelantos que han tenido mis hermanas San Juan, Azua, Peravia y San Cristobal. Parece que sus hijos son más esforzados que los míos. Me alegra, pero antes, a esas hermanas yo les daba gabela y hoy, ellas me dejaron en la gatera. En mi hermana Capital, cada 4 años me ponen un padre adoptivo, pero...que bah!, no me quieren. No hacen nada por mí, me abandonaron a mi suerte; creo que ellos piensan que soy pobre y vivo lejos.
Hijos míos, soy muy rica. Tengo minas, playas, ríos, bellas montañas, ecoturismo; pero que bah!, nadie me hace caso, no me explotan. Soy tan rica, que pueden venir a mí por aire, mar y tierra.
Estoy triste, se pierden mis tradiciones, mis alboradas musicales de los domingos, las tertulias nocturnas en mi parque central, mis cines, mi Centro Sirio Libanés. Ya lo barahoneros ausentes no vienen a mis patronales. ¡Qué falta me hacen mis clubes "Los Buenos Amigos", "José A. Robert", "Leo", mi Ateneo Municipal! ¡¡Wao, cuánto los extraño!!
Sé, hijos, que si dejan de pensar un poquito en ustedes y unen sus fuerzas por mí, mejorará mi precaria condición. Estoy en malaria, triste y abandonada. Ahora no necesito palabras, ¡quiero hechos!
¡Únanse como un solo hombre! Aquí tengo hijos muy valiosos, están dispuestos a ayudarles en la faena. Ellos esperan por ustedes. Estoy segura, que si todos juntos empujan en la misma dirección para mi desarrollo, esa fuerza es capaz de cambiarle la ubicación a mi Punta del Curro.
Espero por ustedes. ¡Que Dios les bendiga siempre!
Su Madre,
Baarahona, La Perla del Sur
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