1 de octubre de 2018

La Delincuencia en los Barrios Tiene Padrinos y Cómplices


Por Alejandro Santana


Alguien dirá, ¡este descubrió por donde le entra el agua al coco! Y no es así, aún estoy investigando esa maravilla de la naturaleza.
Lo que si descubrí hace mucho tiempo, es lo que otros han descubierto, y saben hace tantos años sobre complicidad de autoridades y protección de familiares hacia sus hijos delincuentes.
El tema es viejo, dirán algunos, y es así, pero lo que me está impactando de todo esto no es que existe, sino la regularidad de veces que los actos de complicidad están ocurriendo en esta ciudad, BARAHONA, que es desde donde estoy trabajando el tema.
Paso a plantear el tema de forma meridiana: Son muchos los jóvenes que están envueltos en actos delictivos, atracos, robos de carteras, sustracción de celulares y hasta despojo de mochilas a estudiantes universitarios donde presumen que hay una computadora.
En la mayoría de los casos, sus padres lo saben, porque hasta ellos les ha llegado la queja, pero se resisten a aceptarlo y la mayoría de las veces a quienes le dice sobre esa realidad, los insultan.
Son varios los casos de jóvenes que han resultado heridos en atracos, andan con cómplices y éstos escapan, pero en las investigaciones delatan al compañero que se escapó.
Las autoridades, frente a esa revelación, salen en busca de esos delincuentes encubiertos, algunas veces los apresan, pero son hijos de personas permisivas que pagan sumas de dinero para que los dejen en libertad y no sean encausados por esos hechos.
Aparentemente esos delincuentes salen limpios de esos hechos de vandalismo, pero en la barriada dónde viven todos los vecinos saben que es delincuente y que sus padres pagaron para que no sean encausados.
A muchos de esos “angelitos’’ le han ocupado un arma de fuego clandestina, se la incautan, pero muchas veces no llegan a los cuarteles, son negociadas al otro día por los agentes que la incautaron.
En toda esa mafia prima el dinero y muchos lo sabemos, pero poco hablamos del tema por ser espinoso y peligroso, pues uno no sabe hasta qué punto, ayudantes fiscales y policías están asociados en el delito.
Otra de las irregularidades y mafias de las que no se habla, es el alquiler de armas de fuego que existe en algunos barrios, de cuya realidad autoridades conocen o les ha llegado la información, pero nada pasa.
Frente a todo eso, lo que entiendo es que las autoridades deben tomar nuevas medidas que, aparte de un fiscal en los destacamentos policiales, haya otras autoridades que den seguimiento y verifiquen las actividades diarias en los cuarteles, porque el negocio mafioso es más de lo que cualquier ciudadano honrado presume.
No podía terminar este escrito sin antes dar un consejo sano a las madres que siempre están en disposición de tapar con dinero las fechorías de sus hijos, a que descontinúen esa mala práctica y dejar que las autoridades le apliquen las sanciones de acuerdo a las leyes establecidas.
Porque al fin de cuentas, por más esfuerzo que usted haga en taparlo, los vecinos se enteran de las tropelías de sus hijos y los líos que usted hace por hacerlos aparentar como  angelitos.
Y a los ayudantes fiscales y policías que se prestan a esa mala acción, que entiendan que ellos, frente a una eventual investigación que arroje resultados positivos, serán tan delincuentes como los que se dedican a esa mala práctica.

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