Soy consciente de que existe un plan a futuro
para reforestar la cuenca del Yaque del Sur. Entiendo que el proyecto
Monte Grande, en ejecución, está avanzando y las etapas que lo componen
se han ido cumpliendo, aunque con retraso. Sobrevolando gran parte
del cauce del importante rio, quedé impresionado de la gran
deforestación que se observa desde arriba. El director del INDRHI, Olgo
Fernández, me explicó que reforestar la cuenca era la última etapa del
proyecto Monte Grande. Sin embargo, aunque exista ese plan oficial para
la plantación de árboles en las proximidades de este facilitador de
vida a los
habitantes del suroeste, quiero elevar mi voz para llamar a los hombres y mujeres con propiedades en la trayectoria que sigue el Yaque y todos los que viven en la región, próximo a lagos, arroyos, cañadas, lagunas, canales de riego, para que iniciemos YA la reforestación masiva de la zona. No le dejemos la tarea SOLO a las autoridades.
Conozco del programa de siembra que ejecuta el Ministerio de Medio Ambiente junto a otras dependencias oficiales para rescatar miles de tareas deforestadas en todo el país, incluyendo puntos importantes del suroeste. Sin embargo, no todo es responsabilidad estatal. Preservar la vida. Garantizar el agua y mirar el futuro con una visión distinta, es un compromiso que no podemos dejar a nadie más. Basta de críticas y quejas. Hay que accionar por nosotros, nuestra región y el país. Si el programa puesto en marcha por el gobierno, en algunas zonas de San Juan, Elías Piña, Pedernales y Baoruco, es completado por cada hombre y mujer de la región, serán muchos miles los árboles que en poco tiempo comenzarán a cambiar el panorama desértico de la región. Recuerdo el proyecto iniciado por el fenecido obispo de Barahona, Fabio Mamerto Rivas. Muchos lo consideraron inviable en su momento. Pocos le dieron el respaldo esperado.
Monseñor realizó la siembra junto a
unos pocos miembros de la iglesia Católica, en la zona conocida como
Los Cuatro Vientos, entre Fondo Negro y el Cruce de Vicente Noble. Con
apoyo, ese plan hubiese cambiado el carácter de montaña PELADA que aún
se observa en el lugar. Con su inquebrantable voluntad, Fabio Rivas,
durante un buen tiempo, se mantuvo llevando agua en camiones a las
plantitas llevadas a aquel lugar, hoy quedan solo algunos árboles de
aquel esfuerzo fallido que no concitó el respaldo. Con apoyo, esa
iniciativa habría cambiado el panorama de ese entorno. Tuviera la
región, un pulmón más que le ayudara a vivir mejor.
Ese compromiso, esa iniciativa de Fabio Mamerto Rivas, debemos levantarla ahora en su honor. Darle una mayor dimensión, sembrando cada palmo de tierra en donde puedan levantarse en corto tiempo frondosas matas de mangos, aguacates, pinos, robles, guayacán, o cualquier planta asimilada por esas áridas tierras suroestanas. Tenemos que hacerlo por nosotros y por las generaciones futuras. La presa de Monte Grande, un proyecto de vida que será inaugurado para mediados del 2020, necesitara de ese esfuerzo, para poder extender su vida útil, más allá del tiempo previsto por sus constructores. Eso demanda del esfuerzo, dedicación y sacrificio de todos.
Agilicemos la siembra masiva de árboles y olvidémonos de la queja y el reclamo a los gobiernos. Nadie puede quererme a mí más que yo mismo. Si llega la mano amiga y oportuna del gobierno, bienvenida. Mientras tanto, completemos el proyecto Monte Grande, comenzando, cada hombre y cada mujer de la zona, a sembrar un árbol por la vida. Garanticemos que esa inversión en Monte Grande sea recompensada.
El tiempo es AHORA, ¡REFORESTEMOS EL SUR!
habitantes del suroeste, quiero elevar mi voz para llamar a los hombres y mujeres con propiedades en la trayectoria que sigue el Yaque y todos los que viven en la región, próximo a lagos, arroyos, cañadas, lagunas, canales de riego, para que iniciemos YA la reforestación masiva de la zona. No le dejemos la tarea SOLO a las autoridades.
Conozco del programa de siembra que ejecuta el Ministerio de Medio Ambiente junto a otras dependencias oficiales para rescatar miles de tareas deforestadas en todo el país, incluyendo puntos importantes del suroeste. Sin embargo, no todo es responsabilidad estatal. Preservar la vida. Garantizar el agua y mirar el futuro con una visión distinta, es un compromiso que no podemos dejar a nadie más. Basta de críticas y quejas. Hay que accionar por nosotros, nuestra región y el país. Si el programa puesto en marcha por el gobierno, en algunas zonas de San Juan, Elías Piña, Pedernales y Baoruco, es completado por cada hombre y mujer de la región, serán muchos miles los árboles que en poco tiempo comenzarán a cambiar el panorama desértico de la región. Recuerdo el proyecto iniciado por el fenecido obispo de Barahona, Fabio Mamerto Rivas. Muchos lo consideraron inviable en su momento. Pocos le dieron el respaldo esperado.
Ese compromiso, esa iniciativa de Fabio Mamerto Rivas, debemos levantarla ahora en su honor. Darle una mayor dimensión, sembrando cada palmo de tierra en donde puedan levantarse en corto tiempo frondosas matas de mangos, aguacates, pinos, robles, guayacán, o cualquier planta asimilada por esas áridas tierras suroestanas. Tenemos que hacerlo por nosotros y por las generaciones futuras. La presa de Monte Grande, un proyecto de vida que será inaugurado para mediados del 2020, necesitara de ese esfuerzo, para poder extender su vida útil, más allá del tiempo previsto por sus constructores. Eso demanda del esfuerzo, dedicación y sacrificio de todos.
Agilicemos la siembra masiva de árboles y olvidémonos de la queja y el reclamo a los gobiernos. Nadie puede quererme a mí más que yo mismo. Si llega la mano amiga y oportuna del gobierno, bienvenida. Mientras tanto, completemos el proyecto Monte Grande, comenzando, cada hombre y cada mujer de la zona, a sembrar un árbol por la vida. Garanticemos que esa inversión en Monte Grande sea recompensada.
El tiempo es AHORA, ¡REFORESTEMOS EL SUR!
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