20 de abril de 2018

Creamos Conciencia


Por Ernesto Heredia
 
En el diario vivir nos encontramos con individuos que lamentablemente viven pensando en que los demás no somos importantes, sino ellos. No crean conciencia de que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos y deberes, como ciudadanos y como personas.

Debemos tomar conciencia cuando usamos el mismo transporte, por ejemplo, para trasladarnos a nuestro trabajo o de regreso al hogar, démosle preferencia y cedamos los asientos a las personas que en verdad lo necesitan, como las embazadas, envejecientes, niños, discapacitados.

Cada uno de nosotros tiene el mismo grado de compromiso de velar por una mejor nación, por un mejor desenvolvimiento en la sociedad, en las vías públicas, en los centros comerciales, aportar nuestro granito de arena para que la ciudad esté limpia, bien ornamentada, no le dejemos todo a las autoridades. 

Pero todo esto lo podemos lograr siempre y cuando creamos conciencia de lo que estamos haciendo y de lo que queremos lograr, para agradar primero a Dios y luego a los demás.

De manera que usemos la conciencia mientras estemos en este mundo, que nadie te recuerde por lo que tú fuiste sino por cómo te comportaste con el prójimo en tu paso por la tierra. La elegancia es una forma de vida, no es un estilo. 

Tratar a los demás con educación, es cuestión de clase y no de dinero. Siempre hubo gente con clase y clases de gente. Si te respetan, respeta. Si te faltan el respeto, respeta. No bajes tu nivel por nadie.

Tener un título no significa tener educación. El título es solo un papel, la educación es un estilo de vida. Corrige en privado a los demás y felicítalos en público.

Una sonrisa abre muchas puertas, expresarse correctamente abre caminos, la amabilidad abre corazones. No grites, no ofendas, no juzgues, ni humilles a nadie. Los gritos son señal de debilidad, la humillación indica pobreza interior, la calumnia es señal de envidia y la agresividad demuestra inseguridad.

Lo más importante es la persona que eres, sin importar la profesión que tengas, lo que estudiaste o el cargo que has obtenido. Lo importante es lo que hay en tu corazón. No descalifiques a ningún ser, todos tienen algo que enseñarte y tú algo que aprender. Las ideas se pueden robar, el talento jamás. Los bienes materiales se pueden perder, la educación, la clase y el buen gesto, jamás.

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