29 de octubre de 2017

Reflexiones Para la Vida



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Por Alcibíades Escalante

En la tristeza camina, quien al andar, camina sobre pasos de frustración y resentimientos.

Si eres feliz haciendo lo que haces, por qué detenerte, sólo cuida de que tus alegrías, no lleves tristeza a los demás.

Cuida de tus acciones, debes evitar que ellas hagan mal a otros y al caminar, recuerda siempre aquello de que se hace camino al andar, no te fijes en los tropiezos… sólo continúa.

Mantén vivas tus esperanzas, tus sueños no son negociables, te pertenecen y recuerda que en ellos se sustentan tus metas… tus anhelos!

Camina, y al hacerlo, hazlo siempre por la senda de la virtud.

Cultiva tus mejores valores, y de tus defectos, deja que otros se hagan cargo de ellos.

Nunca olvides, que al perfecto que otros buscan en ti, sólo se encuentra en sus propias imperfecciones.

Que cada paso que des al andar, sirva de ejemplo y de estímulo para quienes detrás de ti o a tu lado, quieran caminar contigo los mismos caminos.

Hazte grande, tan grande como puedas, pero antes de lograrlo, encárgate de sepultar el ego que todos llevamos dentro.

No te detengas jamás a mirar el camino que atrás dejaste, deja que otros, en tu misma dirección, vean que tanto has caminado, que vean cuanto has avanzado a pesar de las tantas y tantas adversidades que el camino mismo pone frente a ti para que no lo venzas.

No hagas juicios ni formule valores, solo vive tu verdad y deja que los demás vivan sus propias verdades.

Mantén siempre armonía con tu entorno, respeta cada detalle. Observa cuantas cosas los demás no pueden ver y descubrirás cuan bella es la naturaleza y cuan sabio su creador.

Escucha el sonido vivo de los colores que te rodean y acaricia con tierna pasión cada aroma que la brisa asome a tu piel, palpa con el tacto sutil de tus manos, la belleza viva de la naturaleza que rodea el espíritu de tu existencia.

Observa y escucha el silencio, él tiene tantas cosas que decirte y enseñarte, hasta convertirte en sabio.

La sabiduría no es un don, es el resultado de saber cosechar en el fértil terreno de la prudencia, la paciencia y la perseverancia. 
 
Ama a tu Dios, tanto como El te ama a ti, respétalo y al mirar a cada prójimo, siempre debes ver en él, a un ser humano tan imperfecto como tú… no lo juzgues!

Bebe de las aguas limpias, deja que la sucia se limpie al llegar al mar, deja las hojas caer, cada árbol sabe cuando desprenderse de ellas.

No insultes ni maltrates al indefenso animal, ellos vinieron a la vida para que no estés solo, obsérvalos con detenimiento y aprenderás de ellos, las cosas que rechazan en nosotros; entonces entenderás a plenitud el verdadero propósito de su presencia.

Amate tanto como puedas, eso te enseñará el verdadero valor de la vida, entenderás el por qué los demás también necesitan sentirse amado.

La vida es el más hermoso de los regalos, cuídala y protégela de la maldad del sin razón y sin corazón, pues éste siempre querrá destruirla.

No tengas piedad para contigo, por cuanto para hacer el bien se trate, pero igual, no tengas ni guardes rencor para con quien el mal te haga.

No jures ni prometas, sólo cumple y se te respetará sin la necesidad de que empeñes tu palabra, ni tu honra.

Hijos, padres y hermanos tendrás y cuidarás de ellos como de ti cuidaron, es la familia la síntesis de todo, en ella todo comienza, todo termina, cual ciclo perfecto de la vida misma.

No engañes, no mientas, no hurtes ni huyas de tus responsabilidades, asúmelas como un fin y con el mejor de los propósitos.

La sinceridad ante todo, cual verdad que construyas sobre la base de la más pura amistad.

Que la avaricia y la envidia jamás sean norte en tu vida, que sobre tus espaldas vayan cayendo al caminar.

En cambio, que el honor y la dignidad sean el decoro de tus días y que bajo sublimes matices, te sumerjas en la correcta humildad que debes proyectar.

Que la luz de tus días, no sea sombra para otros, vive de tus logros, no robe los esfuerzos ajenos, comparte tus éxitos, recuerda que quien da, recibe.

Que la angustia y el pesar sean parte de otros, no permitas que enturbien tus alegrías.

Comparte siempre una sonrisa al caminar y motiva al contagio, no sólo harás al mundo más feliz, también lo harás más sano.

Que tu salud sirva como ejemplo para un modelo de vida sana en los demás, camina, siempre camina, es casi seguro que otros te seguirán.

No olvides nunca que un día sin noche, no está completo, asimila cada tiempo en su correcta dimensión y vive cada uno en su propio instante.

Vinimos al mundo para ser pareja, no te niegues ese derecho, cultiva el amor y deja que fluya en cada hombre, en cada mujer… en cada ser.

Deja el egoísmo fuera de tu camino y recuerda que los demás tienen tanto derecho como tú a la existencia misma, todos somos hijos del creador y la vida nos pertenece por herencia al nacer.

No temas a la muerte, ella forma parte de la vida y por lo tanto nace contigo, es parte de ti y está a tu lado en cada instante de tu propia vida, acompañándote en una especie de mágico simbolismo, para que sepas el valor de la vida y recordarte que la debes vivir con intensidad cada minuto que te regale.

Vive a plenitud, pero sobre todo, preserva la vida, usa toda tu inteligencia y capacidad para esos fines, ayuda a construir un mundo mejor cada día, recuerda que no sólo te pertenece a ti, hay otros que vienen detrás y merecen vivir tanto como tú!

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