9 de octubre de 2017

A PROPÓSITO DEL DESARROLLO



Propuesta construcción barrera contra inundación (1)

Por Rafael Matos Féliz

En esta ocasión hablaremos sobre la responsabilidad de las entidades oficiales que construyen las infraestructuras residenciales, las vías de comunicación, canales de riego, drenajes, puentes, alcantarillados sanitarios, etc., permitiendo y usando lugares vulnerables, que en la mayoría de las veces no toman en cuenta, ni les interesan, las determinantes históricas, sociales y económicas de los lugares a intervenir. Esos aspectos se tienen muy en cuenta en todos los países que
respetan el rigor técnico y científico de las acciones, pero más aún, respetan a las personas, objetos de su acción.

En otra entrega dijimos que esa forma de hacer las cosas, en muchas ocasiones (por no decir en su mayoría), resultan intervenciones sin eficiencia ni eficacia y traen resultados no esperados. Vemos calles o carreteras que al poco tiempo de hechas, se van a pique con una lluvia o un fenómeno natural normal y de mucha frecuencia en nuestro país. Colapsan puentes, paredes de escuelas, escuelas se agrietan y ponen en peligro vidas y bienes, se filtran las edificaciones; en fin, al paso de cada fenómeno natural (vaguadas, tormentas, depresión tropical, huracán, etc.) salen a flote nuestras miserias como país y lo mal que se construyen muchas infraestructuras, dizque para “nuestro progreso”.

En nuestra región y provincia, y sin ser exacto ni riguroso en los detalles, desde el 1958 hasta la actualidad, los fenómenos naturales han dejado sus secuelas de daños en vidas, en infraestructuras, en la producción y en miserias descubiertas. Ha habido demasiados eventos durante muchos años, y todavía la “planificación” oficial no mira hacia la disminución de las vulnerabilidades ni de los riesgos, ni para prevenir desastres.

En 1958 nos azotó Ella, en 1963, Flora; en 1964, Cleo; en 1966, Inés; en 1979, David y Frederick; en 1980, Allen; en 1987, Emily; en 1988, Gilbert; en 1996, Hortense; en 1998, George; en 2003, Odette; en 2007, Noel y Olga; en 2012, Sandy e Isaac; en 2014, Bertha y ahora, en 2017, Irma y María, y ello, sin enumerar las lluvias normales de las temporadas lluviosas. Y aunque esos fenómenos no necesariamente dejaron daños graves o pérdida de vidas, en nuestra provincia, las lluvias caídas asociadas a ellos, inundaron cultivos, viviendas y erosionaron aún más el cauce del Río Yaque del Sur.

Pueblos como Quita Coraza, Fondo Negro, Vicente Noble, Tamayo, Uvilla, Jaquimeyes, El Peñón, Pescadería, Cabral y muchos otros, han venido sufriendo daños en los cultivos, vías y/o viviendas cercanas a las márgenes del río o a embalses. Fue de aquí que a algunos “loquitos” se nos ocurrió, y con el consenso de dirigentes de las comunidades, proponer un plan de reubicación de las estructuras con mayores vulnerabilidades y riesgos, así como la construcción de una barrera de bambú, y donde fuera necesario, construir también muros de gaviones de forma paralela, para tratar de mantener las aguas de las crecidas en el interior del cauce del Yaque del Sur, disminuyendo las escorrentías que pudieran salir por fuera del mismo. 

Esta idea nació a partir del 1998, después del paso de George. En esa fecha hacíamos trabajos en Quita Coraza y El Higuito y vimos cómo más de 20 viviendas colapsaron con las corrientes de las aguas del Yaque del Sur. Vimos platanales “desaparecer de la faz de la tierra” y con ello vino aparejada una mayor pobreza e indigencia en las comunidades. Las corrientes del río normalmente no embisten viviendas o cultivos de manera frontal, sino que poco a poco la erosión en las márgenes se va “comiendo” los taludes cercanos a viviendas y los bordes de las parcelas y más tarde, se erosiona todo.

Posteriormente, en 2007, retomamos de nuevo la idea con la llegada de Noel y Olga. Recorrimos gran parte del curso del Yaque del Sur, desde Quita Coraza hasta Cabral y observamos que en la mayor parte de las márgenes, la erosión ocurría por desborde de las crecidas y que en muy pocos lugares, las aguas chocaban de frente con dichas márgenes; y cuando eso ocurría, era solo en curvas o meandros y allí, debido a la fuerza centrífuga, predominaba la erosión y el retroceso de la orilla y se producía la entrada de las aguas hasta lugares “aparentemente seguros”, como eran cultivos y viviendas.

Se nos ocurrió, que donde las aguas chocaban directamente con las orillas del río (en curvas o meandros), allí se diseñaran fuertes muros de gaviones y como refuerzo, detrás se estableciera una barrera viva con bambú y esta se duplicara en la orilla opuesta. También se pensó en lo contrario, es decir, colocar primero la barrera de bambú y detrás, el muro de gaviones. Además, se propuso que a todo lo largo de ambas márgenes se establecieran las barreras vivas con bambúes, desde Quita Coraza hasta Cabral.

Continuaremos con el tema en otra ocasión.

Rafael Matos Feliz
Por el Desarrollo Sostenible

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