Clásicos Vividos
Por Carlos Darío Sousa S.*
En mi
comentario sobre la novela de Carlos Ruiz Zafón, “El Laberinto de los
Espíritus”, hice referencia al libro de José María Micó –Acantilado, 2013-,
donde refiere que los “libros que leemos no sólo forman parte de nuestra
cultura, sino de nuestra vida, y los clásicos que nos acompañan y nos
transforman, merecen ser tratados como algo más que como objeto de erudiciones
o etapas de un currículo profesional”.
Micó “recupera
la dignidad y la voluntad de estilo del ensayo literario, para hablarnos de
Petrarca, Jordi de Sant Jordi, Ausías March, Ariosto, Cervantes, Góngora, Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Vicente
Llorens, estos y algún otro, nos enseñan que, por encima de lenguas, de
fronteras y modas académicas, hay autores y textos del pasado que merecen ser
vividos”.
Hace un tiempo me dio, porque los descubrí en los temas que
trata la editora Acantilado, por leer sobre temas medievales, por ahí tengo
pendiente el libraco de Chris Wickham, “Una Historia Nueva de la Edad Media”,
Crítica, 2016, quizás influenciado por
Erasmo, personaje que trato en Historias de las ideas Políticas, y el libro “La
República de las Letras”, o por los libros de Peter Watson, “Ideas: Historia
intelectual de la humanidad”, “Historia Intelectual del Siglo XX”. Por supuesto,
hay que recordar a los griegos pre y post socráticos y algún romano.
El siglo de oro español nos puso en contacto con infinidad
de autores. Doña Ercira, dándonos nombres de obras y de autores, a partir del
cual empezamos a saber que existen y no solamente Galván y su “Enriquillo”, o
“Cosas Añejas” de Penson, o que los libros que tenía papá de Historia Universal
y Geografía Universal, ambos de Agustín Blánques Fraile –Sopena 1931- , y la “Historia del Arte”, de J:F: Rafols,
Sopena 1936, (guardados como reliquia familiar)
que había salvado del fuego de
Toral, eran solo tres de otros muchos que por las razones que sean, no me
interesaron nunca.
En “La Casa Toral” tenían la enciclopedia “Tesoro de la
Juventud”, que también leía casi de vez en cuando.
Clásicos vividos es una obra inmensa, no por la cantidad de
páginas, sino por su contenido. Analiza 11 autores del que solo uno no tenía
referencia o había leído algo, como es el caso del poeta Ausías March, de los
demás, entre alguna lectura y referencias a su producción, tenía conocimiento.
De Petrarca –Francesco-, primer hombre moderno, poeta y
humanista, que se definió así mismo como peregrino “En todas partes soy un
peregrino”. (Juan Goytisolo dice que “La Celestina” de Fernando de Rojas, tiene influencias de Petrarca y va un poco
más allá, extendiéndose hasta Espinosa). Me hubiese gustado que el autor le
dedicara algo al “Cancionero”, pero no, me quedé con las ganas de rememorar
alguno de sus versos, como aquel que decía: “Era el cabello el aura desatado,
que en mil nudos de oro entretejía, y en la mirada sin medida ardía, aquel
hermoso brillo, hoy ya apagado”.
Micó se centra en “De remedis”, donde Petrarca se adapta al
carácter cerrado y sistemático de la obra donde refiere al “fruto, bueno o
malo, de todos los aspectos de la vida: las dotes del cuerpo y el alma, las
distracciones, la educación, el arte, los parientes, los amigos, el poder, la
guerra, la posición social, la salud, el dinero, el amor, la muerte….”territorio
invariable de la condición humana”.
De Jordi de Sant Jordi, francamente no tenía ni la más
remota referencia y del que dice Micó que era “el último de los trovadores” .
Compuso y cantó sus versos en la corte barcelonesa de la reina Margarita de
Prades. El marqués de Santillana, uno de los grandes de la literatura española,
hace referencia como uno de los grandes de la poesía peninsular.
*El autor es catedrático universitario.-
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