Por Nélsido Herasme
Hay que gritarlo ya en los cuatro vientos, antes de que caiga la noche, que todo el que no está a
favor del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana es oposición. Es de
ahí que para sacar a los morados del poder político, necesariamente en la
República deberá producirse una estridente y demoledora gran unidad social de todos
los espacios, movimientos y partidos que
convergen en la llamada Marcha Verde.
Cualquiera que sea de
la sociedad civil, de los partidos políticos, venga de donde vega, y sea quien
sea el candidato o la candidata que encarne los sentimientos y anhelos de
cambio, deberá encabezar la multisectorial y multicolor boleta de la gran
unidad del cambio, la cual ha de aglutinar y acoger en su seno a hombres y a
mujeres que asuman el compromiso en esa dirección.
La consigna del momento
es trabajar por una unidad sincera de todo el que está opuesto a este desastre,
cada quien asumiendo el sacrificio de eructar a los peledeistas del poder,
abandonando y dejando de lado las
aspiraciones individuales, y con entereza y gallardía abrazarse a un solo
discurso y a una propuesta colectiva de cambio.
Esto no lo aguanta nadie. Las señales son más que claras. El
país ya no soporta ver a los peledeistas en el poder.
La corrupción ha sido uno de los peores
vicios y debilidades del oficialismo. En sus gobiernos de 1996 al 2000 y de
2004 al 2016, la corrupción y la impunidad han sido tan visibles, que sus
propios dirigentes la han admitido y denunciado, pero no han hecho nada para
combatirla.
Los altos dirigentes y funcionarios del PLD, en momentos se
han escandalizado, o simplemente han admitido y criticado la corrupción de sus
compañeros de partido y de gobierno.
Los gobiernos del PLD han demostrado no tener voluntad política para
combatir sus indelicadezas. A partir de ahí es que se hace de prioridad
nacional que la oposición se unifique y se coloque en condiciones de echarlos
del poder en los venideros comicios.
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