Por el Doctor Vinicio López
Entre los grandes privilegios que Dios me ha concedido en
este tránsito pasajero terrenal, siempre valoré el grado de amistad,
solidaridad, apoyo y cariño que recibimos, tanto yo como mi familia, de parte del
Dr. Gerineldo Pérez, su esposa la Dra. Norma Figueroa de Pérez y de toda la
familia Pérez-Figueroa. Sin lugar a dudas, el Dr. Gerineldo Pérez fue un hombre
fuera de serie, y su memoria jamás podrá ser borrada, por la trascendencia que en tantos campos de la vida logró alcanzar con tan rotundos
éxitos como hombre de bien.
Todas estas virtudes que hoy se lleva al Cielo,
son pocas al compararse con el esmero en su papel de esposo, padre y apoyo
familiar.
Someto a la consideración de su familia y de los
directivos de las entidades correspondientes, que antes que su cuerpo sea
trasladado a su morada definitiva, se haga una parada y se rinda un minuto de
silencio en la Clínica Santo Tomás, Hospital Regional Jaime Mota, Club de Leones,
Cooperativa de los Médicos y Colegio Médico Dominicano.
Paz a su alma, amigo de
siempre y solidaridad con sus deudos.
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