Por Nélsido Herasme
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Con casi 3 años de existencia, el Cabf vela por
el adecuado suministro de los servicios públicos y el desarrollo integral de su
vecindad, realizando actividades que promueven la salud, la educación, la protección
del medio ambiente y los valores morales.
A pesar de su titánica lucha por mejorar las
condiciones materiales de existencia de sus moradores, en materia de salud,
educación y de acciones de protección y defensa del medio ambiente, está
institución no recibe ayuda de entidades públicas ni privadas, muy a pesar
de las solicitudes de petición que por escrito se le han hecho a instituciones
oficiales.
No tiene justificación alguna que una organización de
la sociedad, como el Cabf del barrio 27 de Febrero, se pase el año entero
desarrollado actividades y eventos y a cambio no reciba el cariño y la ayuda de
los que si pueden.
El 27 de Febrero es un barrio pujante de cuyo seno han
salidos sacerdotes, altos oficiales militares y policiales, deportistas de
todas las disciplinas, artistas y profesionales por montón, pero vive en
tinieblas, debido a las largas horas de apagones.
En el ámbito de la sanidad, enfatiza en la
planificación familiar, salud sexual reproductiva, prevención de la TB, ITS,
VIH y el SIDA y en la prevención de embarazos en adolescentes, una de las
causales de la deserción escolar.
La campaña “Una Mochila Para el
Estudiante de mi Barrio”, es otro de los eventos que realiza el Cabf
cada año, favoreciendo con mochilas y accesorios escolares a
cientos de niños, las cuales son donadas por comerciantes y vecinos del sector,
acción con la que cumplen el sueño de hacer feliz a un niño y de paso aliviar
la carga económica de sus padres.
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