Guillermo Moreno asegura que Danilo Medina tiene que ser interpelado, sometido a la justicia penal o renunciar. Posición fijada un día después de la Marcha Verde, en un artículo en el Diario Libre.
Como respuesta, varios de los que participaron en su conferencia y que se identifican con el movimiento, dijeron que si es controlar el Estado lo que se necesita, lo controlarían “a cualquier precio y de cualquier manera”.
El denominado movimiento verde, que tenía como consigna principal la lucha contra la impunidad y la corrupción, con lo que nos identificamos todos los ciudadanos, ha variado últimamente su consigna. Han ido agregando otros reclamos, incluyendo sanción penal para el presidente, creación de un fiscal especial, aunque no está contemplado en nuestra legislación y, como dice Max Puig, la salida forzosa antes de cumplir su mandato, del presidente Danilo Medina.
Ahí está la diferencia de muchos dominicanos que rechazamos la corrupción y que no queremos impunidad, con la forma de salir a las calles a luchar contra esto. Luchar contra la corrupción es una cosa y tratar de aprovechar esa lucha para PESCAR EN RÍO REVUELTO y tratar de conseguir, mediante ese movimiento, lo que no se pudo en las urnas hacer, hace apenas 8 meses, es otra cosa.
Hasta ahora, aquí hay un régimen democrático. Aquí se elige cada cuatro años a unas autoridades que deben ser respetadas y permitirles cumplir su mandato. Mediante el voto en las urnas es que tenemos que sacar unos y poner otros. Por eso, al mezclar la lucha contra la impunidad, con el deseo de unos políticos. Empresarios o grupos de la “sociedad civil”, quienes impulsan esa lucha, alejan segmentos importantes que no se dejan utilizar con esos propósitos.
En este país residimos 10 millones de ciudadanos. Por muy masivas que hayan sido las marchas verdes celebradas hasta hoy, no creo que hayan reunido a la mayoría de los que habitamos este país. Claro, eso no resta mérito a la importancia de éstas y lo justo y digno de sus objetivos. Lo que quiero decir es que es injusto y atrevido calificar de “bocinas” y “vendidos” a todo aquel que no coincide con la forma de reclamar de quienes aúpan este movimiento. Si fuesen más respetuosos con los demás, probablemente el éxito fuera mayor.
Como decía mi abuelo, Enrique: ‘El becerro manso se bebe su leche y la ajena’. Ese refrán lo usaba cuando algunos de sus nietos nos peleábamos por algún objeto o alimento.
No quiero un debate con quienes están detrás o delante de este movimiento. Los estimulo y los respeto. Lo que deseo es que también respeten a los demás. Que sepan que no son dueños únicos y absolutos de la verdad. Que el hecho de tener programas de televisión, de radio o medios escritos, no les da el derecho a ofender cotidianamente y lanzar acusaciones contra los que no comulgan con sus ideas.
Tampoco pueden venderse como “independientes” si son los voceros y activistas de ese movimiento. Es su derecho. Los que no asistimos a esas actividades queremos, tal vez con mucho más sinceridad y pasión, un país en paz, sin corrupción y sin impunidad .
Rechazamos la corrupción y condenamos la impunidad. Pero... cuidado, mucho cuidado con mezclar esa lucha con la conspiración de la que hablan con frecuencia Álvaro Arvelo hijo y Consuelo Despradel.
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