Presentan documental sobre tensión en la frontera domínico-haitiana
Miami, EEUU.-El cineasta colombiano
Juan Mejía Botero, se
sumergió en el tráfico del carbón vegetal en la frontera haitiano-dominicana y
se encontró con otros conflictos que tienen mucho que ver con la línea de
denuncia social que ha seguido en sus más de 15 años de trayectoria como
documentalista.
“Se debe lidiar con la situación económica de la población
que vive del tráfico de carbón vegetal, con las políticas de ambos países y la
voluntad de buscar en realidad una alternativa”, explicó.
Este antropólogo bogotano, que ha tratado en sus producciones
el desplazamiento forzado, conflictos étnicos y violencia a cargo del Estado en Latinoamérica y el
Caribe, precisó que los temas ambientales “no se pueden separar de los
económicos y políticos”.
Mejía Botero
dijo que el largometraje, ideado por el ambientalista estadounidense Jake Kheel
y producido por Ben Selkow, comenzó como un tema ecológico al que se fueron
sumando sin pensar problemáticas económicas y de tensión racial y migratoria
propias de las fronteras.
El documental parte del asesinato a machetazos de Eligio Eloy
Vargas, un guardabosques dominicano del Parque
Nacional Sierra de Bahoruco, un crimen que desentraña la deforestación
masiva de esta reserva para la producción ilegal de carbón vegetal y evidencia
también la xenofobia en la frontera.
Mejía Botero precisó que tanto haitianos como
dominicanos están involucrados en la explotación
ilegal del combustible, algunos de ellos haciendo el trabajo arduo y mal
recompensado de la producción, y otros a cargo del tráfico, con más dinero y
poder, que se llevan el grueso de las ganancias.
Como codirector, Kheel aportó su experiencia de más de diez
años como directivo de dos organizaciones ecológicas en República Dominicana,
donde ha sido testigo de los retos sociales y ambientales en este país caribeño
y el riesgo de irse a un conflicto con Haití.
Ambos directores señalaron que durante la realización del
documental fueron constantemente confrontados por las tensiones y diferencias
entre ambos países, pero también fueron testigos de los profundos lazos que
comparten.
“Son también lugares de similitudes, un país se mezcla con el
otro en la frontera, y aunque hay tensión hay sinergia también”, manifestó
Mejía Botero.
Puso como ejemplo que en los pueblo haitianos de la frontera
escuchan la bachata, y en los dominicanos consultan a los brujos y siguen
ceremonias y tradiciones haitianas.
El colombiano,
quien trabaja en la productora Human Pictures, enfocada en temas de derechos humanos
y justicia social en la región, destacó el trabajo de investigación y
producción que realizaron en la frontera de Haití y República Dominicana
durante más de cinco años.
“Todo lo que hacemos tiene que llevar a una transformación
personal y social, a un cambio”, explicó Mejía Botero.
El director, que estudió antropología, estudios
latinoamericanos y cine documental en EE.UU., contó que comenzó a interesarse
en la cine tras un viaje a Perú, Brasil, Chille y Ecuador en el que realizó
vídeos sobre talleres comunitarios como parte de una beca.
Ese año Mejía Botero sintió que tenía que hacer la
“antropología más palpable y más abierta al público en general” y comenzó a
trabajar en documentales sobre derechos humanos y temática sociales.
Tras su ópera prima, “Desterrados” (2008), sobre el desplazamiento forzado de
comunidades negras en Colombia, Mejía Botero ha realizado “¿Independencia para
quién?”, “La lucha por la tierra”, y “La toma”, esta dirigida por Paola
Mendoza, entre muchas otras producciones.
“Muerte por mil cortes”, su más reciente producción, a cargo
de Participant
Media y documentales Univisión, fue galardonada en 2016 con el Gran
Premio del Jurado del Festival Internacional de Cine de Seattle (EE.UU.) y el
Premio de la Audiencia del DOC NYC, festival de documentales de Nueva York.
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