Por Benny Rodríguez*
En unas pocas horas tendrá lugar la marcha que “espontáneamente
y sin pensar”, lanzó al aire Ricardo Nieves, quien junto a otros destacados
intelectuales, forma parte del programa “El Gobierno de la Tarde”, que se
produce en la emisora La Z101.
Como era de esperarse, la convocatoria ha concitado el respaldo
de la ciudadanía, porque el principal argumento para su realización está
relacionado al fenómeno de la corrupción, enriquecimiento ilícito y la
impunidad en la administración pública.
Hay mucha permisividad del Estado, eso no puede negarse, por lo
que quienes se llevan en las uñas los bienes del pueblo gozan de impunidad,
fruto de lo ineficaz que es la persecución y la debida sanción al servidor, que
en el ejercicio de sus funciones, se enriquece ilícitamente.
Para muestra un botón: las declaraciones juradas de bienes que
obliga al funcionario/a hacerlas, pero hay que rogarle, pero no hay un régimen
de consecuencia para ellos.
No es verdad que el fenómeno de la corrupción es exclusivo de la
actual gestión que encabeza Danilo Medina. ¿Dónde dejamos los 22 años de
Balaguer, los 4 de Antonio Guzmán Fernández, igual cantidad de Jorge Blanco,
los 12 de Leonel, los cuatro de Hipólito y los casi 5 de del actual mandatario?.
Hablamos de 51 años de gobiernos, sin contar los 7 meses del
extinto expresidente Profesor Juan Bosch, que todos coincidimos en que fue un
gobierno honesto. ¿No se debe investigar ese poco más de medio siglo de
administración pública? ¿No hay que pasarle factura, investigar e identificar a
quiénes desfalcaron en su provecho los bienes colectivos para quitárselos y
reintegrarlos a las arcas públicas? Claro que sí, es la respuesta sin dar
muchas vueltas.
Solo como dato, el extinto expresidente Salvador Jorge Blanco,
padre de uno de los convocantes a la marcha, fue procesado por corrupción y
decenas de miles de millones de pesos están en manos de aquellos que se
enriquecieron con el erario público, de ese y de los otros gobiernos que hemos
tenido en la República Dominicana.
Se trata, por tanto, de una lucha que no debe tener sesgos, sino
hacer que los corruptos, los que gozan de impunidad, los de ayer y los de hoy,
sean procesados y que el dinero que sustrajeron de las arcas públicas lo
devuelvan al Estado.
Propugnemos que la marcha sirva para eso: para conseguir que
ocurra lo de Guatemala, que una comisión internacional independiente investigó
los actos de corrupción y los resultados están ahí, pero no focalizar como
nosotros observamos.
En esta cruzada contra la corrupción y la impunidad no se debe
desechar, sino actuar de manera integral, para desintegrar un flagelo que
carcome los tejidos de la sociedad y de no hacerlo, será solo un tema de
coyuntura para que se beneficien políticamente determinados sectores.
Entonces, que el tema no termine cuando termine la marcha, sino
que sirva como un espacio de articulación para la construcción de una sociedad
respetuosa de la diferencia y de la exclusión, frente a esta problemática.
Esa debe ser la tarea que nos toca empujar a cada dominicano/a
para construir un país de futuro y de castigo a los corruptos.
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