2 de enero de 2017

EXPRESIONES

El arte de gobernar
Por Tomás Aquino Méndez
El arte de gobernar
Un anuncio, hecho aparentemente con buena intención, se convirtió en una acción de privilegio. Hablo de la suspensión de las fiestas en la administración pública y la entrega de canastas en las instituciones del Estado. Según se publicó, los recursos que iban a esas fiestas serían trasegados a cientos de familias que fueron afectadas por las lluvias y desbordamientos de ríos en el Norte, el Nordeste y el Cibao Central.
Loable iniciativa, aplaudida por todos, en principio. Pero ¿qué pasó?, que esa decisión solo perjudicó a los empleados del Estado que devengan salarios de miseria. A aquellos que esperan cada diciembre para disfrutar una buena fiesta y recibir alguna canasta o unos bonos para usarlos en la compra de electrodomésticos para su casa. Se afectó a quienes viven en la misma tragedia en que se encuentran los residentes en las zonas afectadas por las lluvias. El anuncio de que las fiestas serían suspendidas, solo se cumplió en algunas instituciones.
Casi todos se acogieron a la ley seca.
Pero, hubo fiestas, regalos y canastas caras. Pero solo para los más cercanos colaboradores de ministros, directores generales y amigos de estos. Los recursos supuestamente ahorrados, tampoco han llegado a los damnificados.
Es decir, que lo que surgió como una aparente disposición solidaria, se convirtió en una disposición privilegiada.
Por eso digo que gobernar es un arte y quien está al frente del gobierno tiene que ser un excelente artista de la responsabilidad, los arreglos, las sanciones y la aplicación dura de la ley.
Esta semana, leí que el cabildo del Distrito Nacional dará una “gracia” de hasta un 70% de rebaja en favor de quienes tienen deudas con esa entidad por la recogida de basura. Es decir, se premiará la irresponsabilidad, indiferencia y la negligencia. Rechazo esa decisión de la autoridad municipal.
Creo, por el contrario, que a quienes deben premiar es a quienes pagamos religiosa y responsablemente, mes por mes, ese servicio. Es una disposición injusta. Premiar la irresponsabilidad estimula a quienes somos fieles pagadores a seguir haciéndolo.
Es decir, las deudas viejas no se pagan y las nuevas se dejan poner viejas para luego lograr un 70% de rebaja.
Así no puede ser. Eso son los ejemplos que hacen que hoy vivamos la incertidumbre de la inseguridad ciudadana.
Asaltos a plena luz del día y no vemos una política que garantice la seguridad al ciudadano.
Gobernar es un arte. Presidente, síndicos, ministros, deben saber cómo manejar ese arte, para que nos beneficie y nos proteja a todos.

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