EXPRESIONES

Extorsiones: ¿Coincidencias?

Por Tomás Aquino Méndez

Me llamó la atención la cantidad de informes puestos a circular por organismos internacionales en las últimas dos semanas, todos en una misma dirección: presentar a República Dominicana en faltas graves y en fragilidad institucional. 

Todo comenzó con el departamento de Estado en EEUU, en el que afirma que este país sigue siendo el principal canal por donde llegan toneladas de drogas a esa nación. Ese informe, sin embargo,

llega semanas después que el embajador aquí fuera al palacio, a la cancillería, a industria y comercio y anunciara “colaboración y apoyo” al país en todas las áreas.  También felicitó a la DNCD por su lucha antidrogas, aunque no anunció medidas para evitar que esa droga entre a su territorio.  

A la crítica que hiciera el departamento de Estado, siguieron los cuestionamientos en cadena, de Amnistía Internacional, el embajador de la Unión Europea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la OIM, y además se sumaron otros informes en los cuales el país queda mal parado. Como sacado de un sombrero de mago aparecieron en menos de 15 días “encuestas” sobre corrupción, embarazos en adolescentes, deterioro de la educación, fallas en el manejo aeroportuario, deficiencias en la agropecuaria, pésima condición salarial y hasta manejo inadecuado de los tratados internacionales.

Ante tal embestida me puse a revisar los por qué. Me fui a los archivos y allí encontré algunas “coincidencias”. Sucede que en cada ocasión que surgen informes y encuestas, donde el país queda MAL PARADO, anteceden reclamos y denuncias relacionadas con el problema migratoria, particularmente vinculado con el tema haitiano. Pura coincidencia.  Si el país acepta reclamos externos y durante un tiempo paraliza deportaciones u  otras medidas que afecten a los haitianos, ni el departamento de Estado de Estados Unidos ni otros organismos internacionales, sacan de sus archivos esas encuestas acabando con RD y su gobierno.

Parecen informes “inocentes”. Cualquiera cree que su objetivo es contribuir con la estabilidad y la institucionalidad. Pero, como dice el refrán popular, “del dicho al hecho hay un gran trecho”.

Por eso, veo detrás de esta campaña presentando al país como violador en todos los escenarios,  interés para presionar hacia los objetivos que tienen gobiernos y organismos internacionales relacionados con Haití. Ellos no quieren reconocer todo lo que se hace desde aquí en favor de la nación vecina. Él territorio dominicano está LLENO de ciudadanos haitianos que trabajan libremente, sin discriminación alguna. Los testimonios sobran.

Acusar hoy al país de permitir maltrato infantil, de no hacer nada para frenar el embarazo en adolescentes, de ser una nación corrupta y de mantener una política de apatridia, no tiene nada coincidencial ni inocente. Es parte de una campaña contra el gobiermo, contra el país y dirigida con un solo propósito: imponer una política migratoria distinta a la que se ejecuta hoy día, amparada en la Constitución y las leyes nacionales.

Lo más grave y preocupante de todos esos informes, es que a pesar de sus infundios, cuentan con el respaldo de algunos sectores nacionales, que por intereses particulares y políticos, no valoran el daño que hacen a su propio país. Así...no avanzamos.