12 de octubre de 2016

A PROPÓSITO DEL DESARROLLO (1)

Canal Nizaíto

Por Rafael Matos Féliz

Posteriormente al paso del Huracán Inés por el país y con la secuela de daños dejados en la zona de Oviedo, tanto en vidas, viviendas, como en la agricultura y la infraestructura vial, desde el gobierno se pensó en la posibilidad de crear mejores condiciones de vida para los residentes de esa empobrecida zona. Yo era guía de patrulla de los Boys Scouts de Barahona y me tocó ir en
tres ocasiones, con los miembros de la Defensa Civil de la época, llevar alimentos, instalar casas de campaña, llevar ajuares para dormir y vestimentas para las familias afectadas.

El impacto que causó en mí aquella devastación, me mantenía solo interesado en saber si las cosas en la zona estaban mejorando. Posteriormente, cuando en el 1967 se habló de la posibilidad de la construcción de una obra que iría a mejorar la condición de pobreza, me invadió el entusiasmo de nuevo y nos colocamos de inmediato a propalar lo bueno que sería que esa obra se hiciera realidad.

Vinieron las opiniones de los funcionarios y salió en la prensa que el gobierno estaba planificando hacer un canal de riego en la zona de Enriquillo y Oviedo, tomando como fuente hídrica el Río Nizaíto de Paraíso, y sus afluentes.  El entusiasmo fue aún mayor y volvimos a hablar de lo tremendo que sería esa obra. Pero debo confesar, que lo que menos tenía yo, era información detallada de lo que se iba a hacer.

Me tocó, antes de finalizar ese año, salir a estudiar al ISA de Santiago el Bachillerato en Ciencias Agrícolas (una especie de Perito Agrónomo). Eso hizo que me desligara casi por completo de lo que pasaba en Barahona y en la Región. No existían los celulares ni el internet y solo se oían las noticias por medio de la radio y se leían por los periódicos, y yo no tenía acceso a ninguno de esos medios.

Me gradué en el 1970 y me enteré que no se había hecho la obra que se anunció en el 1967 para Enriquillo y Oviedo. Escuché que esa obra sería un gasto excesivo y que no valía la pena su construcción. Me quedé anonadado por esa aseveración, pero en mis adentros, me negaba a aceptar esa hipótesis. Luego, en 1971, me fui a la UASD a estudiar Ingeniería Agronómica y me gradué en el 1976.

Para mi dicha, mi primer trabajo como profesional fue como Técnico Agrícola en el Instituto Nacional del Algodón en las plantaciones de Enriquillo-Oviedo. Allí busqué informaciones acerca de la obra planteada hacía muchos años atrás y se me dijo que eso se había dejado sin efecto porque era anti-económica.

Me puse de nuevo a meter las cizañas sobre lo necesario de esa obra, y para mi sorpresa, muchos enriquilleros y oviedenses mantenían la llama y la esperanza de que algún día esa obra debería ser una realidad. Luego, para el 1978, sube al solio presidencial Antonio Guzmán y de Enriquillo salió electo un Diputado de nombre Milagros Terrero. De inmediato buscamos aliados locales con buena relación con el congresista y lo motivamos para que llevara al Presidente la idea de la obra.

De nuevo apareció la filosofía del descarte, que plantea en forma subrepticia o abierta, que en pobres no se gasta dinero. Se pregonaba a los cuatro vientos que esa obra era anti-económica. Redactamos un informe contestatario en contra de esa aberración antisocial y antiética y fuimos al Congreso a demostrar que la obra era extremadamente rentable, pues no se estaban tomando en cuenta los beneficios, de por vida, a la producción y a los productores de la zona.

Luchamos incansablemente para tratar de que en las mentes de los residentes y de las autoridades, con toma de decisión, se prendiera la chispa que posibilitara la construcción del canal Nizaíto. Recordamos que uno de los personajes más interesados en esa construcción fue el Ingeniero Tico Báez, de aquí de Barahona. Posteriormente, al finalizar la década de los años 80s, el Presidente Balaguer dio inicio a la obra y la misma fue terminada en el 1994.

A pesar de ello, el mismo Director General del INDRHI del momento, Ingeniero Rodríguez Gallart, seguía señalando que esa obra era faraónica por sus elevados costos. Este episodio lo cuento para dejar en evidencia que nuestra “lucha” por el desarrollo, tiene como centro a la gente y no un interés personal ni un criterio puramente economicista. No buscamos una parcela, ni cuartos por la izquierda, ni otra cosa que no fuera el bienestar de ciudadan@s excluid@s de los bienes materiales de su propia nación.

Con aprecio,

Rafael Matos Feliz

Por un Desarrollo Sostenible.

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