La otra intervención
Por Tomás Aquino Méndez
Si Estados Unidos o el embajador de ese
país aquí, quieren VISAS POR DIGNIDAD, estoy seguro de que muchos dominicanos
estamos dispuestos a dárselas. El hecho de que Roberto Rosario haya sido
tan enérgico y firme en defensa de nuestras leyes le ha costado la visa para
visitar Estados Unidos. Eso no debe preocupar a Roberto como ciudadano
dominicano. El mundo es grande y muchas otras puertas están abiertas.
Hoy cosechamos la prepotencia e
irrespeto del embajador estadounidense.
El hecho de no haberle permitido a ese
diplomático que fuera “observador” de las elecciones e impusiera a otros
observadores a su antojo y capricho, así como ser firme en el cumplimiento de
la ley migratoria, forman parte del expediente armado por Estados Unidos contra
Roberto y el país. Ahora vuelve con su accionar intervencionista y maltrata al
Estado dominicano. No solo a Rosario, que es un ciudadano más, sino a los
dominicanos que ven en el presidente de la Junta Central Electoral a alguien
con poderes suficiente para representarnos, accionar en la organización de elecciones
y en la aplicación de las leyes migratorias. Su actitud abusiva merece el
repudio de todos nosotros. Los legisladores deben demostrar por qué somos
una nación independiente; tienen que ignorar las pretensiones del representante
diplomático que busca doblegar voluntades a cambio de una visa a su país.
Desde siempre, Estados Unidos o algunos
de sus funcionarios, han pretendido arrodillar a todo el que disiente de ellos.
Esa nación, atenta a su poder, ha demostrado que donde no gana, arrebata.
Por eso se han creído los amos y señores de la humanidad. Por aquí decimos que
ese país y su Departamento de Estado mantienen una actitud de que “si no ganan,
arrebatan”.
Esta es una nueva intervención. Esta
nación fue intervenida con armas y asesinos en 1916 y en 1965, con tropas que
vinieron a pisotearnos y a tratar de imponerse. Hoy vuelven a intervenir, pero
en esta ocasión vinieron por la vía de la JCE. Han pisoteado la dignidad de
este pueblo. Roberto Rosario es un ciudadano dominicano más, la posición que
ocupa es la representación de este pueblo y nadie debe callar ante la afrenta
ofensiva de EEUU.
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