24 de agosto de 2016

Solidaridad Desenfocada

Por Alejandro Santana

Ser solidario con el  necesitado es una condición, humana que enaltece a quienes la practican, al tiempo que les llueven las bendiciones.

Pero, cómo es bien recibida la asistencia solidaria y bendecida por nuestro  Dios, cuando es sincera sin poses ni pasarelas.

La Biblia dice, Dios ama al dador alegre, al humilde, al que da parte de lo que tiene, nunca lo que le sobra, lo dejó instituido cuando estando en un templo junto a sus discípulos ponderó la ofrenda de un poderoso y el de una mujer humilde.

Cuando le comentaron la diferencia entre lo ofrendado y como fue ofrendado, Dios dijo: De cierto les digo, que lo ofrendado por la señora, será más apreciado por mi Padre, ella dio lo que tenia, más el rico no sólo ofrendó lo que le sobraba, sino que exhibió lo que daba.

Para Dios, es más apreciado lo que se da con humildad, no lo que se hace por estar en pasarelas y en exhibicionismo.

Traigo todo esto a colación, porque ahora, aunque ha ocurrido siempre, salen las notas en los medios, diciendo: Empresario dará cientos de cuadernos para niños pobres, Diputados, Senadores y hasta Síndicos, darán útiles escolares para niños pobres.

Eso está bien, dar al que necesita, al desamparado, pero en qué tiempo es esa donación, ahora cuando los padres de esos niños necesitados hicieron grandes esfuerzos por comprarles sus útiles escolares, las acciones asistenciales fuera de tiempo no surten ningún efecto positivo.

Pero tampoco lo obsequiado, con grandes fanfarrias y desbordamiento publicitario, es agradecido, los necesitados lo toman, pero nunca lo agradecen, porque no les llegó justamente cuando estaban necesitándolo.

En un país donde hay  tantas gentes con necesidad de las cosas materiales, es bien recibido lo que se da, siempre y cuando ese! Dao!, llegue en el momento en que se necesita, pero casi nunca ocurre de ese modo.

Hay tres ocasiones en la vida  en que recibimos con agradecimiento los obsequios, que son en las necesidades médicas, para la cena de la Nochebuena y a la hora de empezar el año escolar.

Son tres momentos en la vida de un pobre en que la solidaridad oportuna es apreciada y agradecida, fuera de ahí se inscribe en el concepto de que sólo se busca  connotación como figura, el figureo, la pasarela, el exhibicionismo y el complacer el ego personal.

Dar tardío, fuera de tiempo de época y con la fanfarria publicitaria, no nos hace más queridos, por el contrario, nos aleja más del sentimiento afectuoso de  los que reciben lo obsequiado. La gente agradece la solidaridad en los momentos en que la salud nos juega una mala pasada, en los tiempos de mandar nuestros hijos a las escuelas y en la cena navideña para nuestros hijos.

Espero que sirva de reflexión para quienes obsequian cosas a nuestra gente pobre, que en lo adelante lo hagan a tiempo y si lo hacen, que lo hagan fuera del desbordamiento de la publicidad, porque se podría entender como una burla a la necesidad de mucha gente a quien el Estado mantiene en la línea de la pobreza por la escasa efectividad de programas sociales.


Que Dios bendiga al dador alegre, pero sobre todo, al que da  sin exhibicionismo, porque eso se aleja del concepto divino de nuestro creador.

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