Por Nélsido Herasme
Sin ánimo de fastidiar y cuestionar a quienes de manera
colectiva y personal andan en busca de su salvación y de vivir en paz consigo
mismo y con los demás, pero, ¡carajo!, no deberían poner en peligro sus vidas,
porque ello implica tentar al “Creador del Universo”, lo cual raya en el
fanatismo y el fundamentalismo.
Por más devotos y cristianos que seamos y por más amor
que le tengamos a la religión que profesamos, no hay necesidad de exponernos al
peligro y a la muerte en las carreteras.
Ahora le tocó a los llamados evangélicos pentecostales,
pero en innúmeras ocasiones hemos visto accidentes en calles y avenidas, de
consagrados católicos que cada 21 de enero tratan de llegar a Higuey a “cumplir
promesas a la Virgen de Altagracia” y en el trayecto encuentran la
muerte.
Hemos observado a los ganaderos del país trasladar sus
reses, sus toros, sus caballos y otros animales en camiones con rampas, cerrados,
seguros y bien protegidos para que estos lleguen a su destino sin un rasguño,
sin embargo, los seres humanos, especialmente los pobres, si vivimos en el
barrio, es amontonados; en la cárcel, hacinados, y en un vehículo, apretujados.
Por el simple hecho de llegar a un culto, a una campaña
evangelística o a un encuentro religioso, no es menester correr tantos riesgos.
Hoy lamentamos la tragedia de Sánchez-Samaná; hoy
lloramos por la cantidad de niños, ancianos y mujeres indefensas que perdieron
la vida en ese fatídico accidente, cuya culpa es exclusiva del fanatismo
religioso, el cual persigue que todo el mundo comparta
una determinada forma de pensar.
Eso
también tiene mucho sabor a fundamentalismo, que algunos sabemos que es la corriente religiosa o
ideológica que promueve la interpretación literal de los textos sagrados o
fundacionales, por encima de la interpretación del contexto, o bien de la
aplicación intransigente y estricta de la práctica. El Fanatismo, en mi opinión, no consiste solo en creer
vehementemente en algo. Ojalá solo fuera eso. El Apóstol de Cuba, José Martí
dijo: “La ignorancia mata a los pueblos, por tanto, es preciso matar la
ignorancia”.
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