No es un secreto, aquí ni en el exterior, que el país más solidario con el pueblo haitiano, en toda su historia, ha sido este. Esa ayuda ha llegado, muchas veces a regañadientes, e incluso con el rechazo de muchos haitianos. Yo entiendo que, ayudar a Haití, es un mandato solidario, humano. Así lo han entendido y lo han hecho los gobernantes dominicanos, cada uno a su estilo y manera. Una solidaridad real, efectiva. No como la que brindan los Estados Unidos y sus organizaciones, y los europeos. Ellos solo levantan la voz para “apoyar” a Haití en papeles y declaraciones y luego tratar de dañar la imagen de la nación dominicana.
Sin embargo, tomándole la palabra a Privert, respaldo que la Junta Central Electoral ayude en la organización y montaje de ese proceso. Contrario a lo que creen algunos “lideres” politicos locales, entiendo que el organismo electoral dominicano sí puede ayudar a que allí se realicen unas elecciones transparentes, ordenadas y masivas. A la junta electoral dominicana la han reconocido organismos y naciones como una de las mejores de la región en ese aspecto. El hecho de que un partido pierda unos comicios y luego trate de desacreditar el organismo rector de los procesos, no resta mérito a una labor que estuvo a la vista de todos. Por eso apoyo que la junta central ayude a Haití en la organización y montaje de sus elecciones, si se producen. Ese apoyo no debe incluir conteo de votos ni revisión de actas. Esa es tarea de los haitianos. Pero enseñarles el camino de cómo preparar y montar unas elecciones, en eso el organismo dominicano tiene...un máster.
Si la estabilidad y el progreso llegan a Haití, de este lado seremos tan beneficiados como los propios residentes en la parte oeste de la isla.
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