Por Porfirio López Vásquez
La
palabra humillación es una palabra fea, triste, esa palabra a nadie le gusta
oírla, ni le suena bonita. A nadie le gusta que lo humillen. El Líder que es Líder, usa esa palabra porque hoy, gracias a la humillación, hay
países que han encontrado su libertad, grandes conflictos han sido resueltos
gracias a la humillación.
El
acto de Mahatma Gandhi y de Nelson Mandela fueron actos de humillación. Nelson
Mandela, que siendo preso,
después de varios años de prisión injustamente, lo
sacan de la cárcel y él tiene que gobernar un país que lo había ultrajado y
perdona a las personas que lo habían encarcelado, esto es un acto humillación,
pero con este acto salvó la vida de cientos de personas.
La
humillación le da sentido a la vida del Líder,
si usted no aprende ese proceso, que es sencillo, pero muy salvador, entonces
como Líder le dará mucho trabajo
seguir creciendo, porque el Líder es
el primero que se humilla. Jesucristo lo dijo más o menos así, “yo voy a lavar los pies” y se humilló,
y con eso mandó un mensaje muy interesante y dijo: “Mientras más grande, como Líder debe ser el más pequeño”. El más
grande es el que más sirve, el que más obedece, el que más da, el que más
trabaja y el que más ayuda. El Líder es el que se atreve a decir las cosas.
La
humillación es tener la capacidad de que nosotros, aunque estemos haciendo las
cosas, ir en pos del más pequeño y a veces lavarle los pies y decirle: tú tienes que echar para adelante. Porque
si yo como grande no soy capaz de doblegarme, el que es más pequeño nunca se va
a doblegar. Mientras las personas están más jóvenes en organizaciones e
instituciones, son más rígidas, por eso vemos que los jóvenes andan derecho, erguidos,
en cambio los ancianos son más flexibles, se van flexibilizando con los años.
El Líder aprende a dirigir los
procesos de flexibilidad.
Sólo
los grandes, los nobles se humillan, sólo las personas con una mente superior
tienen la capacidad de humillarse. No deje que el orgullo dañe el futuro de tu organización,
de tu institución, de tu vida y el futuro de muchas gentes.
No
lleves peso en tus espaldas. Un profesor le dijo a sus alumnos: tráiganme una
bolsa o mochila con papas dentro y les instruyó llevársela a su casa, déjenla allí por unos días, los alumnos cumplieron con el
mandato y un tiempo después, vieron que las papas se pudrieron y empezaron a
oler mal. Así son las heridas no curadas, los recuerdos no olvidados, los
problemas no perdonados, en tu vida, aunque no lo notes, tienen mal olor, y eso
afecta tu crecimiento personal, tu organización, tu institución.
El Líder se humilla, repara corazones.
El que no es Líder es arrogante y echa las cosas en el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La Caracola agradece su disposición de contribuir con sus comentarios positivos, siempre basados en el respeto a los demás y en la ética de la comunicación popular.