10 de abril de 2016

EXPRESIONES

¿Cuánta falacia?
Tomás Aquino Méndez

Cuanta falaciaNo nos preocupan las mentiras vertidas en la última audiencia de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. Ha sido una constante que allí se levanten viles falsedades y se tejan las más increíbles fábulas contra República Dominicana.
Cada uno de estos inventos se caen al poco tiempo. La mentira tiene patas cortas. Es mposible sostenerla y aunque a mediano plazo puedan surtir algún efecto dañino, la verdad siempre resplandece y el mal causado por el invento se revierte.
Si no existiese una intención de causar daños, los señores que ¿investigaron? el supuesto racismo existente aquí, se hubiesen molestado en buscar datos reales de la vida de los ciudadanos de ascendencia haitiana en suelo dominicano.
Se hubiesen dado cuenta de que los pobres haitianos y los pobres dominicanos tienen las mismas precariedades y se benefician de los mismos servicios. Eso sucediera si tuvieran intenciones de decir la verdad. Si así fuese no incluyeran en su ¿informe? el gran “embuste” de que a las personas de origen haitiano se le cobra mucho más caro el recibo por servicio eléctrico.
¡Cuánta mentira! En otro aparte de su narración novelezca, los comisionados de la CIDH aseguran que la Junta Central Electoral es un aparato que reproduce la discriminación.
¡Bárbaros! Sin embargo, tratando de ocultar su DESCARO, los integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos “reconocen” y valoran los esfuerzos del gobierno dominicano en torno a la migración.
Pero inmediatamente retoman su verdadero plan y siguen con su línea de tratar de golpear y desacreditar. En esa direccion se abrogan el “poder” de CONMINAR AL GOBIERNO a aceptar como válido su invento sobre un supuesto “racismo estructural” existente en el país que más apoyo ha dado al pueblo haitiano, a lo largo de su historia.
Mientras los ejecutivos del CIDH disfrutan de la buena vida, ignorando cómo viven los haitianos, los dominicanos, todos los días levantan la mano solidaria hacia ellos.
La identificación de la CIDH y los gobiernos que intentan castigar a nuestro país con los vecinos haitianos, es sólo en teoría y desde muy cómodos espacios.
Es inocultable el empecinamiento que tienen esos organismos y naciones en presentar a República Dominicana como una nación violadora de los derechos humanos, discriminatoria y racista.
Pero, insisto, como la mentira tiene patas cortas, las falacias y fábulas relacionadas con el tema haitiano, seguirán cayendo en muy corto tiempo. 
Mientras sus falsedades no pueden probarse, sí se puede comprobar que miles de haitianos reciben cada día atencion médica y educación gratuitas en hospitales y escuelas dominicanas. Pero de eso no se enteró la comisión de la CIDH.

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